Al menos 165 personas murieron por la gripe A H1N1 en Argentina. Muchas más están contagiadas. Y muchas más tienen miedo. Los chicos no tienen colegio. Las madres no saben qué hacer con los chicos en casa. Y muchas más no saben cómo cuidarlos –o darles de comer– sin que las escuelas estén abiertas. Sin embargo, para algunos la influenza es un negocio. El tamiflu –ahora el medicamento más usado ante los casos de la llamada gripe porcina– podría quedar exento de la licencia por la necesidad social de la nueva enfermedad, según algunas miradas mal vistas por los laboratorios. Igual, que la vacuna (en elaboración) que hasta la Organización Mundial de la Salud admitió que tendrá más difusión en los países ricos por sus posibilidades económicas que en los países –sigámonos llamándonos por nuestro nombre– del Tercer Mundo. Pero el negocio económico de los laboratorios y las diferencias de clases sociales entre quienes puedan resistir o no la gripe A (que llamativamente es una enfermedad que se introdujo en la Argentina a través de los y las más adineradas con capacidad de viajar a Estados Unidos y México, principalmente) no es la única moneda de cambio de la nueva enfermedad.

“Llamá al 60600 gripe A con información para cuidarte de la gripe A”, vendía el ¿cómico?, ¿conductor?, ¿nudista de cámara oculta? José María Listorti en el mediodía del último sábado, en Canal 13, en donde “Este es el show 2009” intenta reciclar todo lo que genera Showmatch. Mientras Carla Conte –mucho más digna– corría para poder darle la teta a su beba recién nacida y frenó al conductor cuando disparó: “Mi mujer me va a hacer feliz porque me va a dar un varón que es lo mejor que me puede dar en la vida”. Y la Conte –bien plantada– lo increpó (con la sonrisa que ameritan esos programas pum para arriba): “Lo que acabás de decir es gravísimo”.

Con una sonrisa, pero al menos Conte le puso un coto al inicio del machismo que es creer que un varón en la panza es un regalo superior para un padre que una beba en gestación. Pero en el mismo programa donde la trastienda de Tinelli se juntan y los chistes machistas se naturalizan como verdades, también, la gripe A se mete para venderse como mensaje de texto que puede dar consejos. No sólo como un negocio. También como una publicidad no tradicional –PNT– (¿legal? ¿legítima? ¿ética?) que además, lucra, con los mismos consejos gratuitos que dan los gobiernos nacionales y locales: lavarse las manos, consultar al médico ante síntomas de fiebre, toser tapándose con el codo, no concurrir a aglomeraciones, etcétera.

También, justamente, hay quienes miden las consecuencias económicas de la gripe A (que muchos/as conspirativos creen que tiene origen no sólo en los chanchitos sino en trasladar la crisis del norte a una nueva crisis en Latinoamérica). Y, conspirativos o no, las consecuencias monetarias están: en la ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Rosario el 40 por ciento de la población dejó de ir a cines y restaurantes, según una encuesta de la consultora Kitelab. Pero hay un dato importante del sondeo. Ni la mediatización de la gripe A H1N1, ni el negocio cegaron totalmente a la población: el problema del sida se percibe como mayor al de la influenza y el dengue no quedó olvidado por la pandemia. La mayoría de la gente sabe que además de la gripe, los negocios y la crisis, hay otras deudas pendientes.