LA VENTA EN LOS OJOS
La publicidad de Rexona que propone ir en contra de lo natural para ser natural y que transpiren los árboles para que no transpiremos las mujeres.
› Por Graciela Zobame
La naturaleza es sabia. Será por eso que se equivoca seguido. Algo así decía Oscar Wilde, uno de los escritores que más se atrevieron a desconfiar públicamente de la naturaleza, de su fama de infalible, de original, de madre de todas las obras humanas. La naturaleza, sigue Wilde, nunca crea, se repite una y otra vez porque no puede darse el lujo de equivocar el rumbo. Reflexión y cita que, aunque parezca que no viene al caso, viene, porque al encender el televisor aparece una escena que remite claramente a la natura y sus contradicciones: un paisaje con árboles añejos, una imagen tratada con filtro, casi fantástica. ¡Oh sorpresa de la imaginación publicitaria! Los árboles están ataviados con vestidos de satén, de fiesta, las ramas simulan brazos y por lo tanto los árboles representan a la naturaleza femenina, mucha madera y sin cabeza. Todo contribuye a presumir que algo entre macabro y mágico sucederá. Y efectivamente, sucede lo peor: una de las ramas extendidas en bella manga de pronto transpira. Una aureola de chivo arruina el idílico plano de esta fiesta natural. La voz de la locutora asevera: “Está en la naturaleza transpirar”. Frase que se convierte en un verdadero acertijo que nos está proponiendo Rexona en su nuevo spot publicitario. Los árboles transpiran de pie. Está en la naturaleza transpirar, se entiende: no nos culpemos porque arruinamos un vestido de gala, es algo natural. Mucho hemos oído sobre la inconveniencia de los antitranspirantes, productos contra natura que interrumpen una necesidad del organismo de expulsar toxinas. Enseguida la voz de la locutora nos deja en claro que entendimos todo mal: “Está en la naturaleza transpirar y en Rexona Naturals dejar de hacerlo”. Alegría para Oscar Wilde y todos los que acuerden con la primacía del arte por sobre la naturaleza. La obra humana atenta contra la naturaleza, para felicidad de la cultura. El mensaje no deja de sorprender. En esta escena, la marca ha decidido, en plena época de sensibilidad ecológica y debilidad por lo natural, donde todo producto que se precie tiene la palabra “natural” en su envase, decir que a ellos no les importa nada. Dentro de todo, una jugada de sinceridad que merece un brinco. Pero cuando falta un segundo para terminar con esta historia. La locutora regresa y nos da el remate: ...Rexona Naturals, protección que te hace sentir más natural...
Repitan conmigo: Está en la naturaleza transpirar y en Rexona Naturals dejar de hacerlo. “Rexona Naturals, protección que te hace sentir más natural”. Así que queridas árboles, ya se sabe. Para sentirse natural, hay que atentar contra lo natural comprando un producto que tenga en su nombre la palabra natural (naturals también vale). Y bueno, la naturaleza es sabia, las publicidades no tienen lógica y, como decía Oscar Wilde, ser natural –quien lo intentó lo sabe– es la pose mas difícil de lograr. Mejor no pensar más y apretar el pomo.
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