MULTIMEDIA
Una obra que se vale tanto de la música como del cine para exhibir los mecanismos que naturalizan los crímenes de género.
› Por Sonia Jaroslavsky
Mal amor se presenta como un mediometraje teatral musical a cargo de la directora, dramaturga y guionista Paula Bartolomé. En una casa semivacía, se produce el final de una pareja. Un hombre que ha sido abandonado una y otra vez no puede soportar verse en esta situación nuevamente.
El título de esta obra es Mal amor, no mal de amores. ¿Qué es un mal amor? La pregunta arroja la respuesta al espectador. En un trabajo de testigo empático es llevado (lejos de un plano racional) por diferentes estados emocionales a través de imágenes y versos de canciones proyectadas en la pared de la casa, movimientos musicales, y acciones sin palabras de los actores en escena. Después, el distanciamiento. Un impacto brutal. La denuncia se hace presente en el cuerpo de la mujer. Bartolomé aclara: “Queremos una experiencia emocional en tiempo real. Son cuarenta minutos de un abandono en tiempo real con un final angustiante. Me interesaba lograr que el público se conecte con la desesperación y la tristeza del que luego destruye. No quería juzgar sino que se llegue a tener lástima del que desata su violencia y después apuntar de manera contundente a la sensación que genera un hombre que acaba de matar.”
La mujer de esta historia –interpretada por Andrea Jaet– y las mujeres que le anteceden (proyectadas en las imágenes) son objetos del deseo del verdadero protagonista de la historia: un hombre –a cargo de Miguel Forza De Paul– que no puede manejar el abandono. Podrían haber recibido el golpe fatal cualquiera de las que lograron irse antes. Son como muñecos de prueba. Algunas soportan los golpes y otras se destruyen. Bartolomé cuenta que Mal amor es la historia de un hombre que mata a una mujer. “Es una historia que se repite la mayor parte de las veces en esa distribución de roles. Un hombre mata a una mujer..., demasiadas veces. Pero, la desmesura le puede pertenecer a cualquiera.”
El tratamiento de este espectáculo fue concebido con un concepto de videoclip. Se produce de manera impecable la apropiación de elementos narrativos del cine sin “enfriar” la escena viva. Gabo Baigorria, a cargo de la película, realiza un trabajo sensible en la fusión de cine y teatro. Los textos proyectados durante la obra son versiones modificadas y retocadas de las letras de canciones de Leonard Cohen, Nick Cave y Tori Amos, pero aun así permanece la narrativa que tienen. “La idea fue que las únicas palabras que ofreciéramos durante la obra (las que se proyectan) no tuvieran la estructura de la prosa sino que sumaran desde un lugar más emotivo e instintivo como lo es la música compuesta especialmente por Julián Massaldi. También está inspirado en los cuadros de Edward Hopper y elementos de un sinfín de películas”, comenta la directora a propósito del proceso creativo.
Se dice que cuando el amor no es correspondido es mejor liberarlo que intentar poseerlo. La idea del amor ligada a la posesión del ser amado, tan arraigada y publicitada por los medios, novelas y películas, contribuye a perpetuar la idea del amor como posesión. La pasión se ha descrito como “un sentimiento desordenado del ánimo o como una inclinación muy viva de alguien hacia otra persona”. La utilización de la expresión “crimen pasional” produce confusiones letales, tanto para el imaginario social como para lo estrictamente jurídico. Se asocia así la expresión “crimen pasional” al momento en que un asesino produce un crimen en una instancia de irracionalidad, una pasión tal, que puede provocar la muerte. Bajo esta tutela se amparan graves crímenes (femicidio) y dejan a la víctima indefensa.
La directora cuenta que Mal amor habla básicamente de alguien que quiere mal. “Amar mal no es tan raro. Es más común de lo que se acepta. La desmesura, la incompatibilidad, el desengaño... El planteo es: todos podemos entender (compartir) el dolor de la pérdida, el miedo a la soledad, la repetición que lastima... Todos podemos estar cerca de esas emociones y sin embargo no golpeamos, no matamos, no destruimos lo que perdemos. Miles de mujeres viven en la intimidad actos cargados de violencia que se anuncian pero casi nunca se detienen a tiempo.”¤
Mal amor. Sábado a las 20.45. Centro Cultural Borges. Viamonte 525. Tel. 5555-5359. $ 25.
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