1. Mucha gente asegura tener vidas “de novela”. ¿Cuánto del trayecto entre vivir a la intemperie y convertirte en empresaria, según lo relatás en tu libro, es ficción?

—Yo diría que el 95 % ocurrió tal cual lo relaté. Por otro lado, recordé muchos más detalles de mi vida luego de que salió el libro, fue un proceso muy doloroso pero liberador a la vez. Algunos los incluiré en la segunda y última parte de este relato.

2. ¿Por qué “el sueño americano es una trampa?

—El título original de la obra era: “La pesadilla del sueño americano” pues eso es lo que yo viví, pero la editorial insistió en que fuera ése, La trampa del sueño americano. Pesadilla o trampa, el mensaje es que el “sueño de la vida ideal” que supuestamente encontraremos en un país del primer mundo, no sirve de mucho si uno no está preparado como persona para vivir la vida que le toque.

3. ¿En qué momento perdiste la inocencia?

—Te puedo decir que siempre he mirado la vida con ojos de niña, algo que mi familia y mis allegados me han criticado y alabado según el caso. ¿Qué significa ser adulto? ¿Ver la vida con desconfianza? Supongo que se trata de encontrar un sano equilibrio, pero yo tiendo a confiar (y luego así me va).

4. ¿Y cuándo sentiste eso que te hace decir, “basta, ahora salgo de esto”?

—Lo siento cada vez que sea necesario. El año pasado, por ejemplo, viví el peor año de mi vida, que comenzó con la muerte de mi querido papá y continuó con una seguidilla de otras desgracias familiares. La salida de mi libro causó algún que otro escandalete en mi círculo íntimo. Toqué fondo en serio, durante unos meses me sentí muerta en vida literalmente, no era yo. No existe un secreto, es un click muy personal que te dice: “Levántate y anda” y el resto se hace haciéndolo. Nadie puede respirar por nosotros...

5. ¿Sentís que si hubieses sido un varón,

la mitad de lo que te pasó nunca hubiese sucedido?

—¡¡¡Sí!!! Tengo mucho que decir sobre este tema, yo me crié en la cuna del feminismo en EE.UU. Formé parte de ese movimiento convencida de que las mujeres somos iguales a los hombres, hasta que uno entiende que no somos iguales, pero sí que tenemos los mismos derechos...

6. ¿Qué es el Proyecto La Orilla?

—La Orilla es un lugar donde hacer pie cuando uno se siente que se está hundiendo existencialmente. Es otro sueño hecho realidad. Toda mi vida supe que algún día tendría mi propio emprendimiento social, y ha llegado el momento. Ofrecemos un espacio donde adquirir respuestas a temas específicos rápidamente (legales, salud mental, salud preventiva, finanzas) pero, más que nada, es un sitio donde uno se siente entendido. El eje principal es la capacitación. El sitio es www.proyectolaori lla.com y cualquiera que haya escrito te puede decir que recibe una respuesta dentro de las 24 horas. Me levanto a las 4.00 am de lunes a viernes para contestar.

7. ¿Si digo “padre”, qué es lo primero que pensás?

—En realidad, no pienso, siento. Amor, un amor incondicional e indescriptible que en este preciso momento me cala el alma. Mi papá fue todo para mí, pues es el ser humano más especial que conocí en mi vida. Yo siempre pensé que mi papá viviría al menos hasta los 100 años, pero no fue así. Por favor, si algo se puede rescatar de esta nota, vayan corriendo ahora mismo y díganles a sus seres queridos cuánto los aman, no se queden en la tontería del enojo, por más razón que tengan.

8. ¿Qué fue lo peor de la vida en la calle y qué rescatás?

—No me canso de decir que lo peor que me pasó en la vida no es haber vivido en la calle —más cuando yo sabía que era una situación temporaria—. Yo fui una mujer golpeada de muy joven por mi primer esposo y luego viví años vigilada y perseguida por investigadores privados, cuando nos separamos. Yo prefería vivir en la calle antes que someterme a ser la amante de algún hombre poderoso, o de traicionar mis principios. Mientras que mi hijo estaba bien, yo soporté situaciones infrahumanas. Ser inmigrante fue lo peor que me pasó en la vida, pues es un proceso que jamás cierra.

9. ¿Qué pasó con los padres de tus hijos, por qué se hicieron los desentendidos?

—Como de costumbre, yo me hago cargo de las cosas y esto incluyó la crianza de mis hijos. ¿Para qué meterse demasiado como padre cuando tenés una súper mujer que se encarga de todo? Te puedo resumir que, en mi caso, hoy día cada hijo tiene a su padre biológico y, a su vez, un papá de corazón (¡o dos!). Yo no entro en conflictos, pero esto no significa que no hubo momentos en que los quise ahorcar con mis propias manos.

10. ¿Podés contarme de qué tratará tu nuevo libro?

—Se llama La trampa de la Súper mujer (salvo que la editorial me cambie el título nuevamente) y termina la saga de la familia Wrubleskas desde el 2003 hasta la fecha. Hablo desde un punto de vista más personal, más relajada, más reflexiva y con el dolor de tantos años vividos a flor de piel. Pero bueno, siempre se puede empezar nuevamente —soy un ejemplo viviente de eso.

* Ruth Ramanauskas es la autora de La trampa del sueño americano, la historia que se convirtió en best seller luego de que la dejara junto a una tarjeta en una editorial y en la que cuenta como pasó de vivir arriba de un tren con un bebé recién nacido hasta crear sus propios emprendimientos empresarios.