Vie 12.03.2010
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PERFILES > MóNICA PINTO

Primera decana

› Por Flor Monfort

En agosto de 2009 empezó a tomar cuerpo la designación de Mónica Pinto como decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, pero fue el jueves 4 de marzo que su asunción abrió un nuevo capítulo en la historia de esta casa de estudios (que por primera vez en 189 años de historia tiene una mujer en este cargo), así como en la participación femenina en el campo del derecho y por ende en la inclusión de los temas de género, área nueva y por ahora marginal dentro del universo legal.

Mónica Pinto es doctora en Derecho y Ciencias Sociales y profesora titular de la UBA, además de una ferviente investigadora en Derechos Humanos, ya que ha trabajado fuertemente en esta área desde el comienzo de la democracia, tanto en Naciones Unidas como en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Además se desempeña como presidenta y gerente general de Eudeba desde 2007, cargo que dejará en algunas semanas, y fue, hasta este momento, vicedecana de la facultad.

Según ella, la importancia de este nombramiento se ancla en la mirada femenina. “La primera expectativa que despierta mi designación es que las mujeres no miramos igual que los hombres y esto será nuevo, lo cual no quiere decir que ellos se tengan que sentir excluidos, pero la realidad es que la población femenina de la facultad hace muchos años acompaña esta tendencia. De manera que la temática de género tendrá mayor espacio: a mí me interesa trabajar los temas desde un punto de vista que no sea melancólico ni ritual sino efectivo, que incida sobre la realidad”, explicó a este suplemento. Su intervención en casos de Guatemala y Chad le valieron el reconocimiento en materia internacional y una aceptación generalizada en el ámbito local. Es miembro del Consejo Directivo de la American Society of International Law; del Steering Committee del Project on International Courts and Tribunals, de los órganos de gobierno de la Association pour la prévention de la torture y del Service international des droits de l’homme, entre otros de sus logros, pero además en una profesional ampliamente respetada por sus pares y maestros. Para Nelly Minyersky, abogada y profesora de la UBA, “las mujeres podemos estar orgullosas de esta designación. Pienso que su mayor desafío —y creo que va a lograrlo— es provocar un cambio en la currícula para todas las cuestiones que nos movilizan a quienes trabajamos en género, sobre todo el femicido, que necesitan un cambio cultural profundo. Hay que impregnar las aulas en esta materia para después llegar a una conciencia social efectiva. Y sobre todo formar operadores del derecho que se conviertan en vehículos de difusión de esta temática, para luego proyectar en los medios este cambio. Tengo mucha esperanza y confianza en que Mónica Pinto, por su historia y personalidad, lo va a poder hacer”. Minyersky, defensora y militante activa de la legalización del aborto, fue profesora de Pinto en sus años de estudiante y comparte con ella la Maestría de Políticas Sociales Infantojuveniles que ofrecen en conjunto para cinco facultades del país. “La admiro mucho pero soy objetiva, porque al margen de sus méritos curriculares es una mujer que nunca delega, siempre trabaja a la par del resto”, explica.

El 68 por ciento de las estudiantes de Derecho de la UBA son mujeres, mayoría que no se da en el claustro de profesores, donde ellos superan por amplia mayoría. Otro reto que parece perseguir la flamante decana: “Estaría feliz de igualar la cantidad de mujeres a nivel docente, ya que tenemos candidatas de sobra en materia de gestión”, asegura.

En materia de derechos humanos, la Argentina empezó a trabajar activamente desde el comienzo del gobierno de Alfonsín, pero el ámbito legal acompaña muy por detrás para que sean acto los derechos efectivos de igualdad y no violencia. Para Martín Bohmer, profesor de Derecho de la Universidad de San Andrés y de la UBA, “hubo un cambio muy fuerte en la cultura jurídica a partir del ‘83. Antes el derecho estaba muy cómodo en ciertos acuerdos que venían del siglo XIX. La llegada de la democracia trajo al derecho la Constitución como una norma operativa y eso hace mucho ruido en la tradición dogmática de la facultad. Ese cambio que incluye al derecho internacional, los derechos humanos, la Constitución, la jurisprudencia, nacional y extranjera, y los movimientos sociales, reconfigura el derecho de una manera radical. Y la facultad acompaña pero lentamente, porque todavía esta práctica no se articuló en manuales nuevos, en materiales aggiornados y en una práctica distinta. Y Pinto está preocupada por este tema”.

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