La pelea por despenalizar el aborto no se rinde, a pesar de las trabas impuestas en el Congreso nacional y las legislaturas locales. En una transversalidad que no se logra en otras áreas se juntaron integrantes del Frente para la Victoria, el socialismo, el radicalismo, el Proyecto Sur, GEN, Libres del Sur, Proyecto Progresista, la Coalición Cívica, el Nuevo Encuentro Popular y Solidario y el peronismo federal para presentar un proyecto de ley para posibilitar la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana doce, como pide la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La iniciativa establece que, fuera de ese plazo, el aborto podrá realizarse en “los casos de embarazo producto de una violación –acreditada con denuncia judicial o policial o formulada en un servicio de salud–, si estuviera en riesgo la salud o la vida de la mujer, o si existieran malformaciones fetales graves”.

El problema de la judicialización de las adolescentes que piden el acceso a los abortos no punibles y de las muertes de mujeres que sufren hemorragias después de abortos clandestinos –en una intervención que prácticamente no tiene efectos colaterales si se hace bajo condiciones adecuadas de salud– ya no sólo moviliza a las mujeres.

El diputado del bloque socialista Miguel Barrios remarcó: “No es sólo una cuestión de salud, sino de derechos humanos de las mujeres y de su posibilidad de decidir ante un derecho personalísimo”. “La ley de derecho al aborto es de absoluta necesidad y urgencia”, reclamaron las diputadas nacionales Cecilia Merchán y Victoria Donda de Libres del Sur.

En representación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, Estela Díaz explicó: “Este proyecto es el mismo que se presentó en 2008, fruto del debate plural y federal. Hemos logrado que se debata en la calle, ahora queremos que se institucionalice en el Congreso”. Su compañera Mabel Gabarra acentuó: “Toda mujer tiene derecho a decidir la interrupción voluntaria del embarazo y tanto el sistema público de salud como las obras sociales deben prestarle asistencia médica”. Mientras que la psicoanalista Marta Rosenberg subrayó: “Estamos muy reconocidas por el apoyo que el proyecto de ley, que garantiza la igualdad política entre los hombres y las mujeres y la igualdad social entre las mujeres, tiene en la Cámara de Diputados”.

Y, como el lema del feminismo, lo personal es político. Merchán no habló desde los discursos: “Más allá de las posibilidades concretas que existen de que este proyecto salga, es urgente hablar de la situación de clandestinidad e inseguridad que viven hoy las mujeres que abortan. Esto lo digo desde mi experiencia personal, que es lo que me lleva a sentirme orgullosa de legislar como mujer”.

Por su parte, Adela Cegarra, del Frente para la Victoria, resaltó: “Quiero rescatar el espíritu colectivo que está en el armado de este proyecto, así como el consenso que permitió que estemos de acuerdo para poder afrontar esta asignatura pendiente”. Sin embargo, no todas son rosas. Fernanda Gil Lozano, de la Coalición Cívica, reconoció las fisuras ideológicas en relación al aborto: “Lamentablemente yo no puedo hablar en representación de todo mi bloque porque no todos están de acuerdo. Así que tenemos que dar fuerte el debate”. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires un proyecto de Diana Maffía es acompañado por otras legisladoras que también esperan poder avanzar conjuntamente, a pesar de los frenos del macrismo.