Vie 26.03.2010
las12

HOMENAJES

La otra perspectiva

Una megaexposición de cuatro pisos, Mujeres 1810-2010, demuestra en imágenes lo que durante tanto tiempo las palabras de la historia callaron. El recorrido está ordenado por temáticas como trabajo, prostitución, feminismo, política, medios, amor y matrimonio, moda y TV, cuerpo y religión, imagen, humor y es una de las iniciativas relacionadas con los festejos del Bicentenario.

› Por María Moreno

“No es una exhibición de heroínas. Se trata de demostrar cómo, cuando se suponía que la mujer ocupaba sólo el ámbito doméstico, supuestamente femenino, también estaba inmersa en la vida pública y política. Esos mundos están cruzados, sólo faltaba contar la historia desde esta perspectiva.” Eso explica Liliana Piñeiro, directora de la Casa del Bicentenario, sentada en el cine-patio, fumando el último cigarrillo antes de acompañarnos a visitar la esperada muestra, Mujeres 1810-2010, curada por Valeria González, asesorada por Dora Barrancos, Mirta Lobato y Laura Malosetti Costa.

El lugar que abrió sus puertas hace casi dos semanas quedó buenísimo: una casona con alto valor arquitectónico, ubicada cerca de la Facultad de Ciencias Económicas (Riobamba 985), reciclada al estilo del Centro de la Cooperación, pero con ambientes más amplios.

Es sábado a la tarde, los pasillos se llenan. Piñeiro cierra fuerte los puños, y los sacude. Luego nos entrega un catálogo interactivo donde se lee una intención firmada por las mencionadas asesoras: “Mujeres de todas las condiciones sociales y étnicas, de las distintas religiones e ideologías políticas se manifestaron en todo el territorio nacional. Participaron en la construcción de la Nación. Actuaron en las lides sociales y políticas, trabajaron en una miríada de ocupaciones en campos, montañas y ciudades, fueron fundamentales en la educación, y sus huellas, vivas y profundas, están en todas las formas de nuestra cultura. Desde el primer Código Civil en 1869 que sancionaba su inferioridad hasta los días que corren, no hay duda de que han ganado derechos civiles, políticos y sociales. Pero todavía no sólo no gozan de completa igualdad, sino que se mantienen muchas inequidades.”

La muestra ocupa cuatro pisos. A continuación, cinco situaciones elegidas caprichosamente para mostrar tanto esfuerzo.

INCLUSO LAS PALOMAS HACEN LA RONDA

La foto de las Madres de Plaza de Mayo, tomada por Carlos Villoldo en 1981, es el emblema de la muestra para aplaudir la incidencia de la mujer en la vida política. En el mismo ambiente, desde distintos soportes, avanzan otras. Piqueteras, campesinas, referentes sociales, militantes políticas, indígenas, obreras textiles, maestras, todas dejan su rastro para contribuir a la reflexión sobre su activa presencia en el mundo del trabajo. Hay fotos, videos, instalaciones; una pantalla donde se proyectan frases (“y no sus imágenes, para salir de la iconografía de la mujer como imagen”, explica Piñeiro); se destacan dos fotos de Martha Pelloni tomadas por Rep. Volviendo a la ronda de las madres, cuando mira el cuadro en blanco y negro la anfitriona todavía se emociona: “¡Mirá! ¡Incluso las palomas hacen la ronda!”.

TODAS LAS OTRAS

En el segundo piso se alinean tres fotos especiales. Muestran una huelga de inquilinos (autor anónimo,1907), una marcha de las Madres (Adriana Lestido, 1982), una manifestación en memoria de Kosteki y Santillán (Celeste Mandrut, 2004). Ellas tomaron la calle llevando encima algo de su mundo privado. Una hija, (salvando las distancias) un elemento de limpieza, el tejido crochet. Como afirma Mirta Lobato: “Algunas confiaban que lo importante era el logro de la igualdad con los varones. Otras definieron lo que se consideraba específicamente femenino (el hogar y la maternidad) como herramienta para la acción política”. Las imágenes invitan a pensar también en otras madres en lucha, que nacieron “a partir de la voluntad de acción y resistencia frente a diferentes problemáticas sociales que han hecho cuerpo en sus hogares”. Esas otras madres –del paco, contra la trata– también están presentes en Mujeres 1810-2010.

LUCHADORAS EN 3D

“Esta es una pieza audiovisual que da cuenta de las huelgas, y está genial la realización”, advierte Liliana Piñeiro. A partir de fotos históricas de los reclamos laborales de costureras, maestras e inquilinas, las postales se trabajaron “en computadora”. Por animación digital sus protagonistas casi se mueven, se superponen, los escenarios se agrandan, se relacionan.

Voces y sonidos salen desde unas campanas plásticas transparentes que guardan un moderno parlante negro. El fotodocumental “Huelgas de mujeres 1810-2010” fue realizado por el Centro de Producción Audiovisual de la Universidad de Tres de Febrero. Porque en esta muestra conviven documentos, objetos, obras, fotos, instalaciones. Concentradas por alianzas generadas con instituciones del sector público y el privado, como Flacso, el Ministerio de Educación, el Canal Encuentro, educ.ar. Y semejante despliegue tecnológico lo permite un increíble apoyo –de 300 mil euros– girado por el gobierno español.

LLORAR DE MENTIRA

En el marco de las mujeres y la imagen, Luján Funes es una de las que analiza –y lo muestra en el documental “Miente al llorar”– cómo “a través de las imágenes se han tipificado y difundido los roles y los valores asignados a las mujeres para cada período histórico, configurando modelos que se extienden desde el concepto de belleza hasta los patrones de comportamiento social”, dice Valeria González, la curadora. Funes eligió fragmentos de las típicas novelas de Volver, donde las frases dichas ¿al pasar? reproducen el mandato, de madres a hijas, alrededor del ideal romántico. “La obra de arte constituye un testimonio histórico de tipo particular. Los artistas que se interesan por trabajar temas del pasado lo hacen desde un punto de vista diferente al del historiador. Cuando trabajan problemáticas del presente, ponen en juego un pensamiento donde lo estético y lo político se articulan, donde información e imaginación se potencian. Por eso, además de la recopilación de fuentes históricas y la elaboración de piezas documentales, hemos convocado a artistas contemporáneos cuyas obras dialogan, desde la belleza o la provocación, con algunos de los tópicos tratados, y nos invitan a percibirlos y reflexionar sobre ellos poniendo en juego los sentidos.”

EVA REINA

Para pensar en los usos posibles de la imagen y en cómo “durante el siglo XIX la mujer ejerce la política desde el espacio privado del hogar y por intermediación del hombre”, se emparentaron dos obras. Tres, mejor dicho. El famoso retrato oficial que Prilidiano Pueyrredón pintó en 1851 a Manuelita Rosas cuyos detalles, se sabe, estaban fríamente calculados. Evita Perón según Numa Ayrinhac, la “Evita Reina”. Afirma Laura Malosetti Costa: “Esta imagen casi majestuosa tuvo el valor de un icono y una enorme circulación. Objeto de veneración y culto luego de su temprana muerte, también lo fue de actos de iconoclasia tras la caída del peronismo”. Y en tercer lugar, su foto con el pelo suelto, esa que a ella no la convencía mucho pero también fue tomada como estandarte. “Ninguna de las dos tipologías de retrato de Evita es más ‘verdadera’ que la otra: son los usos los que determinan el sentido de una imagen, y estos usos dependen de condiciones históricas cambiantes”, explica la curadora. Eva también está presente, muy presente, en el resto del recorrido; entre otras cosas, porque gracias a su apoyo empezamos a votar.

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