Vie 26.03.2010
las12

VISTO Y LEíDO

Como dos gotas

› Por Marisa Avigliano

Simetrías
Izquierda y derecha, antes y después, chico y grande en el mundo

Elsa Rosenvasser-Feher

Colección Ciencia que ladra
Siglo Veintiuno

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro/ paredes de la alcoba hay un espejo,/ ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo/ que arma en el alba un sigiloso teatro escribió Borges en su poema Los espejos y recuperamos ahora, mientras leemos el prólogo del libro de RosenvasserFeher para iniciarnos en el mundo simétrico. ¿Qué nos muestran los espejos cuando nos paramos delante de ellos? Nos muestran a otro muy parecido a nosotros mismos; sí, es muy parecido pero no es exactamente igual, es simétrico.

A partir de ese espacio de reflejos posibles la autora demostrará escoltada por gráficos, citas y pruebas desafiantes que la simetría no se muestra sólo ante el espejo sino que está en la música, en las palabras, en el perfume, en las joyas, en la naturaleza y por supuesto en el ADN.

En la simbología de Cirlot, la simetría es un equivalente de consecución, coronación de un triunfo y equilibrio supremo como el que demuestran los relieves de Nakshirustam y en los escudos heráldicos. Sin embargo, lo simétrico, laurel victorioso para algunos, puede ser para otros el retrato de lo deslucido: “Cerca de su casa se levantaba un edificio feo (...), con ventanas simétricas (La mujer nueva, Carmen Laforet, 1955).

Elsa RosenvasserFeher, que escribió su libro basado en el diseño de una exposición interactiva, detiene su mirada de asombro y logra que también la detenga el lector para comprender lo simétrico desde lo práctico y concreto. El itinerario se inaugura con una foto del Taj Mahal y recorre pasillos por los que se exhiben El Hombre de Vitruvio de Leonardo, tres cuerpos que arman el logotipo de una academia de yoga y la hexagonal simetría que guardan los copos de nieve. RosenvasserFeher pide que el lector sólo tenga los ojos bien abiertos para distinguir lo que es simétrico de lo que no lo es, para que entonces sí la simetría pueda mostrarse por sí misma en los dibujos de Escher, en los diseños repetitivos y en los teselados hexagonales que se encuentran en cualquier parte, incluida la estación Juramento de la línea D de subtes donde se puede ver el caparazón teselado del gliptodonte que fue encontrado años atrás, cuando se hacían las excavaciones para prolongar la línea.

Si el objetivo de la física es “encontrar explicaciones racionales y, cuando es posible, sencillas y elegantes de los fenómenos del mundo que nos rodea”, con Simetrías, parte de la esencia misma de la física, abrigaremos la esperanza de aprobar aunque sea una materia del ciclo básico.

La autora es licenciada en Físicomatemática en la Universidad de Buenos Aires y se doctoró en Física en la Universidad de Columbia, Nueva York. Durante mucho tiempo trabajó en investigación experimental del estado sólido (lo que actualmente se llama “materia condensada”) en la Universidad de California, San Diego. Fue en esa ciudad donde organizó y dirigió un museo interactivo de física. Dedicada a la divulgación de las ciencias dispuso a fines de los años setenta, un programa de estudio sobre las barreras conceptuales de los alumnos frente al aprendizaje de la física. Su trabajo de experimentadora compulsiva, para RosenvasserFeher siempre es posible ensayar y comprobar con lo que tenemos a mano, continúa ahora con jóvenes científicos argentinos con quienes organiza proyectos educativos, salas de museos, libros para docentes y también libros de divulgación, como Cielito lindo. Astronomía a simple vista, publicado también en la colección Ciencia que ladra.

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