Vie 07.05.2010
las12

DIEZ PREGUNTAS > A CRISTINA FRIDMAN*

“El alfabeto erótico no se resume al coitocentrismo”

› Por Roxana Sandá

Explique por qué en un mundo donde la sexualidad se exacerba a flor de piel, aún existen parejas que no pueden consumar su relación.

–La enorme difusión de la sexualidad mediante diferentes medios no asegura performances exitosas, ni coital, ni en el terreno de la fantasía o del género. Ni aun altas cimas de los lazos amorosos bastan para garantizar el desempeño deseado por los protagonistas en el decurso de las relaciones sexuales. La prescripción de sexualidad “sí o sí durante toda la vida”, no resuelve el caso de muchas personas que conformando una pareja no pueden lograrlo, a pesar de desearlo y decidirlo una y mil veces. Problemáticas de a dos, infrecuente de una única persona, imposibilidad de coito penetrativo pene-vagina, conforman una entidad clínica que se llama “matrimonios no consumados” cuyo abordaje es diferente al del vaginismo, o las fobias, por nombrar sólo algunas de sus combinaciones. Estas historias sexuales difíciles de creer existen desde siempre, y asoman a la superficie debido a diferentes presiones sociales que llevan a concientizar aquello que no pueden conseguir en intimidad, necesitando de ayuda terapéutica para resolverlo.

Su último libro, Matrimonios no consumados, referido a esta problemática, ¿es un dossier sexológico o un abordaje terapéutico que pretende romper con los tabúes?

–El libro es un dossier sexológico porque abunda en literatura sobre el tema y desarrolla una variedad de casos que ilustran la diversidad de personas que lo padecen y sus diferentes extracciones sociales, educacionales, contextuales e históricas. También sus distintas resoluciones. Y en su parte final presenta detalladamente el abordaje terapéutico que conduce a la resolución del problema, siendo útil a la población general y a muchos colegas de ciencias de la salud y de la educación, para interiorizarse sobre la metodología de trabajo.

¿La imposibilidad de consumar una relación habla también de un nuevo tipo de sexualidad?

–La imposibilidad de consumar una relación habla en realidad de que las personas tienen muchísimas maneras de expresar sus sexualidades, sus alfabetos eróticos, que no se resumen en el coitocentrismo. Pero sin embargo, la imposibilidad de realizarlo señala una carencia que desempodera la relación, y si a eso le sumamos el deseo de una reproducción por vía clásica, se hace realmente difícil.

¿El cine porno juega un rol de importancia en este tipo de situaciones o está lejos de aportarle peso específico a una relación en crisis?

–Ese género está lejos de aportarle elementos para su solución. Por el contrario, quizá por su hiperrealismo agigante las fobias o miedos que rodean el encuentro de esos protagonistas.

¿No le resultan contradictorios los abordajes mediáticos casi sin filtro de la sexualidad, frente a un silencio rotundo sobre discusiones como el aborto?

–Es tan contradictorio como los movimientos sociales. Las sexualidades en plural son construcciones culturales, humanas, históricas y cambiantes. Sus guiones, realizados por seres humanos. Si miramos cómo hacía El Principito el planeta, a veces lo esencial no es invisible a los ojos, y reconocemos cómo en un pedacito de suelo se aprende como “normal” y “deseable” y en el país que colinda o aun dentro de un mismo territorio, un estado o provincia tiene legislaciones diferentes y establece premiaciones o puniciones absolutamente disímiles. Así pareciera delinearse un recorrido (no unidireccional) de gran parte del globo, hacia éticas plurales, y serán de interés las luchas en el terreno de la sexualidad.

Este Bicentenario está plagado de propuestas políticas. ¿Alguna iniciativa o proyecto político vinculados con la sexualidad para celebrar los doscientos años de la patria?

–Sería decisivo que el Bicentenario hiciera suya la celebración de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de Naciones Unidas: reconocer, promover, garantizar y proteger los derechos sexuales para todos. Avanzar hacia la igualdad y la equidad de género. Condenar, combatir y reducir todas las formas de violencia relacionadas con la sexualidad. Proveer acceso universal a la información completa y educación integral de la sexualidad. Asegurar que los programas de salud reproductiva reconozcan el carácter central de la salud sexual. Detener y revertir la propagación de la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual. Identificar, abordar y tratar las preocupaciones, las disfunciones y los trastornos sexuales. Lograr el reconocimiento del placer como un componente de la salud y el bienestar total.

¿A qué placeres carnales nunca debería dárseles la espalda?

–A aquellos que cada uno elija como válidos, siempre y cuando se ejerzan no violentando el derecho del otro. Con el consentimiento del otro/otra adulto y con capacidad de decidir. Valorando la libertad, la autonomía y la responsabilidad. Recordando que cada uno tiene un mapa amoroso personal que es tan único como nuestra huella digital.

Mencione tres libros iniciáticos para aquellas/os que deseen ratonearse con nivel.

–¡Qué difícil! El cuento, la poesía y el ensayo pueden colaborar. En 1998 leí el libro La Venus de papel, de Mempo Giardinelli y Graciela Gliemmo, editado por Planeta, una antología del cuento erótico argentino. También surgen la obra completa de Oliverio Girondo, poesía y prosa, y quizá Manuel Puig. A nivel técnico hay numerosos libros de buen nivel, aunque su inmediata repercusión no sea el verbo “ratonearse”, pero contemplan caminos de autodeterminación.

¿Halla alguna explicación de por qué ciertos aspectos de la sexualidad perduran en el listado de insultos cotidianos?

–La sexualidad, y en ella el género y la genitalidad, hacen a la mismidad de nuestras identidades. Por ello siempre se festeja o se insulta con aquello que es medular. Bastardear al otro es una manera “hostil de convivir”. Los regímenes autoritarios casi siempre han ejercido sus políticas de violencia y tortura sobre nuestras sexualidades.

¿Cómo se reivindica una noche que pintaba para tocar el cielo con los sexos y terminó convertida en un fiasco irremontable?

–Quizá no se remonta. Se pinta el cielo con otra cosa. Uno ve morir el sol y espera sus larguísimas rayas nuevamente, y golpea la tierra diciendo “mañana será otro día”.

* Socióloga. Especialista en Educación Sexual. Profesora de Sexualidad y Salud de la carrera de Psicología de la Universidad Abierta Interamericana. Miembro del Consejo Asesor de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) por el período 2009-2013. Su último libro, Matrimonios no consumados, de editorial Paidós, fue realizado en coautoría con el médico especialista en sexología clínica León Gindín.

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