SALUD
Después de revisar más de 400 historias clínicas en centros de salud públicos, la Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Buenos Aires concluyó que se ocultan –o se "subregistran”– dos de cada tres muertes de mujeres por causas relacionadas con la gestación. La violencia de género y la falta de políticas activas en salud reproductiva como causa principal en el fallecimiento de mujeres jóvenes.
› Por Clarisa Ercolano
Representantes de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia de Buenos Aires (Sogiba) dieron a conocer resultados preliminares de una investigación encarada por esa entidad que reveló que por cada muerte de mujeres en edad reproductiva registradas por causa materna –aborto, preclampsia, embarazo ectópico, hemorragia y complicaciones anestésicas– había dos muertes más cuya causa era también materna y no estaba registrada como tal. Los datos surgen de la evaluación realizada por la Comisión de Salud Pública de Sogiba, luego de revisar más de 400 historias clínicas en establecimientos de salud públicos, de la seguridad social y privados, de mujeres fallecidas en edad reproductiva desde los 15 a los 49 años. El doctor Jorge Vinacur, quien preside la sociedad, dialogó con Las12 y profundizó sobre estos datos alarmantes:
–Hay un subregistro de la condición de embarazo, no de la muerte. La palabra “ocultar” implica encubrir, tapar o esconder. Lejos del ánimo de los profesionales de la salud están estas circunstancias. Pero los datos, efectivamente, luego no son certeros.
–Cuando un médico completa el informe estadístico de defunción, con frecuencia ignora su utilidad y siente temor a las implicancias legales, por lo que con frecuencia sólo indica que la paciente falleció sin precisar la causa. Al fallecer la paciente en áreas de cuidado intensivo, el especialista que la asistió, por no ser tocoginecólogo, no jerarquiza la trascendencia del dato “materno” y no lo registra.
–Justamente porque llama la atención que casi el 20 por ciento de las muertes por causas externas (accidentes, suicidios y homicidios) hayan estado embarazadas en el año previo a su muerte haremos el estudio para aclarar si la información es correcta y las circunstancias de la muerte. Estos porcentajes no son bajos y son sensibles como para dejar de profundizar en ellos.
–Para que las políticas de salud sexual y reproductiva sean efectivas se debe incluir esta temática en la agenda política de la nación. Se debe integrar la política de bienestar social con la política de salud, específicamente con la planificación familiar. Se deben mejorar e incrementar los sistemas de información social y de salud, dar un subsidio para las embarazadas y puérperas en condiciones de pobreza (igual al que se dio para los niños). Se requiere redefinir toda la política destinada a las mujeres y sus hijos, dando apoyos económicos, acceso y cobertura de salud para intervenciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas. Un primer paso sería desarrollar sistemas de regionalización para mujeres y niños.
–Se está ayudando a los colegas a ejercer una presión eficaz sobre las instancias que correspondan para lograr cambios laborales duraderos. Exigimos que la remuneración a los profesionales sea compatible con la responsabilidad que se les asigna. Una encuesta entre colegas arrojó que el 97 por ciento de las y los profesionales asegura que sus condiciones de trabajo son malas o regulares. Y esto incide en la salud del paciente, casi de manera directa.
“La mujer es más susceptible a la depresión o el suicidio que el varón, pero esto pone en evidencia la violencia de género”, agrega por su parte la especialista en reproducción Stella Lancuba, directora del Cimer y en constante relación con estas problemáticas. Y advierte que la mujer que ha sido abusada tiene mayor porcentaje de abortos, embarazos no deseados y de pérdidas fetales respecto de las no abusadas. “La mayor violencia hacia la mujer es ejercida por su partner íntimo. La depresión afecta al 13 por ciento de las mujeres en el año posterior al parto”, señaló la médica y agregó que, si bien una alta proporción de los recursos económicos en el mundo están destinados a mejorar la salud de la mujer, el sistema está lejos de satisfacer sus necesidades específicas: “Ni el gasto en salud de un determinado país ni el flujo internacional de recursos económicos han demostrado garantizar el acceso universal”. Por año mueren 529 mil mujeres sólo por complicaciones del embarazo en países en vías de desarrollo. La protección es insuficiente y la problemática amplísima: violencia, embarazo en adolescente, mortalidad, mortalidad por aborto, baja aceptación de los métodos anticonceptivos, infección por vih, entre otros. Durante el mes de junio, se reunirán a reconocidos expertos mundiales y a los representantes más prestigiosos de Argentina y, con el aval de la OPS y otras instituciones, obstetras y ginecólog@s intercambiarán aportes que contribuyan a obtener progresos y soluciones duraderas en la salud de la mujer. Anticoncepción, adicciones y embarazo, maternidad en circunstancias especiales, mitos de la anticoncepción, mortalidad materna y morbilidad materna severa, menopausia y salud reproductiva serán algunas de las temáticas que, si bien son parte de una agenda presente, no dejan de visualizarse como temáticas que persisten pendientes.
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