TEATRO
“Dóciles y útiles” es la última creación de la directora, también actriz y docente, Analía Couceyro, a cargo de un grupo de quince actores. Una reflexión nada optimista sobre la mecánica del capitalismo y sus eslabones más débiles.
› Por Sonia Jaroslavsky
En el film de animación Las trillizas de Belleville del excelente Sylvain Chomet, Champion (el ciclista) encontró la felicidad arriba de la bicicleta regalada por su abuelita. Cuando crece es secuestrado por unos mafiosos que lo llevan a Belleville. Allí, es esclavizado junto a otros ciclistas: los tienen andando día y noche en bicicletas fijas conectados a un suero que los hidrata en pequeñas dosis. A su frente, miran embobados una proyección del camino de la gran carrera que se avecina. Quieren entrenarlos (como perros de lucha) para ganar y quedarse con el premio en dinero. Sus cuerpos: más parecidos a pequeños desnutridos, ojeras profundas, mirada perdida, verdaderos autómatas. Pero... ¿dónde está la pasión por correr una carrera? ¿Por qué en los rostros de estos ciclistas no vemos la sonrisa y perseverancia a lo Carrozas de fuego? En el film claramente el cuerpo automatizado no puede ejercer una acción por fuera.
Todo este prólogo de la película viene a cuento, porque apenas la luz ilumina la escena de Dóciles y útiles una imagen impactante se impone: un cuarto maltrecho con cinco jóvenes arriba de esas bicicletas fijas que invadieron Buenos Aires allá por los ‘80 (aclaro que la obra no intenta retratar una época, más bien podría pensarse en un futuro retro). Todo pinta una linda clase de gym con grotescos personajes de mirada perdida. Pero es el espacio el que en primer lugar depara algunas sorpresas que modifican cualquier primera aproximación supuesta. Un radiodespacho (o más bien garita vigía) se ilumina desde el fondo al mando de extraños seres que comandan el lugar: dan órdenes, musicalizan momentos. Entre dictar una orden y musicalizar un momento comienza a filtrarse todo ese rollo a los recursos humanos: “Te motivo para sacarte todo el jugo”.
No es para menos que en esta obra el espacio hable porque ha sido previamente muy observado, escuchado y transitado por el grupo de actores y la excelente directora. Porque más allá del espacio en sí donde transcurre Dóciles..., el mismo edificio del IUNA (frío e inmenso) habla por sí solo: si estás parado en el patio no tenés dónde esconderte y podés ser “vigilado” por todos lados. Tal vez, justamente al reparar en esos detalles, Couceyro hizo hincapié en abordar la entrada de los espectadores de una manera acogedora a pesar de esta descripción y jugando a favor del espectáculo. Una pequeña aula de espera, con vino y sillas donde sentarse, mantas para el frío y la misma calidez de la directora acercándose para ver si: ¿todos están cómodos?, ¿necesitan algo?
Interesante juego y reflexión que linkea a autores que muy bien han abordado este cruce: Foucault y su Vigilar y castigar. El mundo del trabajo, el patrón y el empleado, la vigilancia como un Dios que sobrevuela nuestras cabezas y lo más triste de todo esto: la internalización de la disciplina. Pero el tono de la obra no es para nada solemne, más bien todo lo contrario. El cuidado trabajo de dirección en cada uno de las criaturas que se presentan produce un cuerpo homogéneo y sólido que narra y da verosimilitud a pesar del desparpajo, de la ironía y la desazón. Al tiempo, la escena se carga de un ritmo que estalla y se contrae para dar cuerpo a la escena venidera produciendo un ritmo general de la obra intenso y divertido al seguirla o elegir dónde posar la mirada. Iluminación, vestuario y escenografía contribuyen de igual manera a componer creativamente el mundo propuesto.
Lo que resuena en profundidad del espectáculo al igual que el film citado tal vez no sea la crueldad de los mecanismos coercitivos creados sino que ante la posibilidad de un cambio (la liberación, la posibilidad de decidir, la reflexión sobre el cotidiano) “la muerte diferida” sólo sea –lamentablemente– el ensayo de una muerte real.
Dóciles y útiles. Sábados a las 21. IUNA. Venezuela 2587.
Reserva obligatoria por capacidad limitada al 43085046.
$30 y (estudiantes y jubilados acreditados) $20.
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