En el jardín de Tramando se presentó la campaña verano 2011 de la marca, cuyo leitmotiv es el ADN del Flower Power. La modelo Analía Borghetti, de la agencia Civiles, fue la cover girl proyectada una y otra vez, en formato el look book (dícese de las fotos de producto que devinieron estrategia para reemplazar las puestas de pasarela) con los nuevos desarrollos textiles. Quien observaba las fotos de Lobo Velar había sido invitada por su anfitrión, el diseñador Martín Churba, y lo hacía abrigada con una manta de vicuña que algún asistente con delantal blanco tuneado para la ocasión le alcanzó, pues a las 8.30 PM caía rocío sobre el pasto.

En el primer piso hubo un cóctel con clientas y actrices, músicos, arquitectos y diseñadores de otras disciplinas y otras marcas, plus los eventeros que nunca faltan a ninguna cita con la cámara. Todas y todos disfrutaban de los tragos y del ágape con el ingenio habitual en las celebraciones de la firma. No había bandejas que circulaban sino sandwiches dispuestos en la pared desde cuadros tejidos con textiles: en ese particular dispenser festivo había que simplemente tirar de un cordel para hacerse de un rico bocado preparado minutos antes por un experto francés.

Pero la cita formal y la enunciación de las premisas de la colección fueron contadas casi con la formalidad de un teórico-práctico por Martín Churba, ataviado con traje oscuro y de pie junto a los percheros de la planta baja y rodeado de cronistas de moda y bloggeros, todos en ronda y muchos tomando nota.

Anunciado a las 7 PM, quienes con cierta informalidad arribamos un rato más tarde lo hicimos en silencio casi sepulcral entre los presentes, mientras varias cámaras filmaban los dichos, las interacciones de los distintos colaboradores de la firma, interpelados por el diseñador casi como en un happening. Pero cada apartado narrado por Martín era acompañado de una pasada de cuatro modelos que bajaban la escalinata como en los desfiles de antaño. Iban maquilladas por la experta Jazmín Calcarami. Entre ellas destaco la elegancia de Alli López, actual cover girl del libro Prêt-à-rocker y modelo de Civiles. Así vimos los nuevos vestidos de “Art Couture”, la colección que se vende en tiendas de París y otras tiendas europeas del mercado de lujo y que en la Argentina se exhibe, pero se desarrolla por pedido. Las prendas en limón, piel y azul (con detalles en claroscuro para remeras, faldas y vestidos básicos) ostentaban psicodelia de alto verano.

Una cita con los tiempos que corren y el capitalismo 2011, que irrumpió en el apartado “Time is Money” con fotografías del downtown porteño. Según el dueño de Tramando: “Llevamos a estampas las ventanas abiertas, algunos aires acondicionados, porque allí, cuando los edificios de Catalinas se reflejan sobre otros, generan texturas orgánicas”. Y ante la rueda de prensa, entre las prendas, con humor, Churba también disparó: “Y ahora les doy la nota de color: quienes hicieron la obra con guirnalda de broches de madera que ornamenta el local ahora fueron contratados por H&M para realizar percheros para sus locales”.

Unos días antes, la firma Ver presentó su nueva campaña y nueva web con un discurso construido en base a sus nuevas musas, con el slogan “Vestimos mujeres apasionadas”. Sus protagonistas, una cocinera, una paisajista, una maquilladora y una editora, posaron para Gisela Filk (con estilismo de Florence Argüello, peinados de Estudio H y dirección de arte de Martín Irízar y Paloma Kon) e irrumpieron tanto en la proyección que exhibe la web de la firma filmado por Raymond como en el living blanco y de estilo shabby chic de la decoradora Milagros Resta. Todas posaron para la campaña en sus estudios, hogares y a tono con la moda de la puesta en escena de lo cotidiano como gesto fashionista. Además, las mujeres apasionadas que pasaron el casting de Ver llevaron los looks de la temporada verano. Por un lado, prendas de Etno-shock, que, en palabras de los creativos de la firma, “traslada a un viaje imaginario con reminiscencias folk y safari, que fusionan el exotismo y el misterio de la India y el Africa tribal. Su paleta de colores pone el acento en tonos vibrantes y variados estampados. Admite gabardinas de algodón y linos en colores tierras y oliva, prendas con bolsillos cargo y chaquetas safari se combinan con blusas étnicas, bordados multicolores e incrustaciones de metales”. Con anclaje en el zen, definieron la colección como “un escape del vertiginoso ritmo urbano que invita a refugiarse en la naturaleza. Propone una vuelta a la simpleza, la tranquilidad y la armonía”. Allí tonos claros y el mantra “que sea relajado, confortable y simple”.