Un original espectáculo de Gustavo Tarrío combina géneros y presenta a la adolescencia en clave de número.
› Por Sonia Jaroslavsky
Me transpiran las manos más poco, dirigida por Gustavo Tarrío, se presenta como un número vivo, el primero de una serie que, como en los viejos cines de barrio, artistas de variedades realizaban su “númerito” en los intervalos de la programación. La película que se proyecta tiene por protagonista a Yanina, una adolescente próxima a cumplir los 15.
Tarrío hace rato que investiga, prueba y pone en escena espectáculos que ponen en juego la relación entre cine, música y teatro. Así lo hacía con 3ex, Decidí canción y más adelante con Salir lastimado (Post), espectáculo que surgió a partir de la serie documental Foto Bonaudi, y que abordaba la historia de una familia de fotógrafos del pueblo de Sunchales, ubicado en Santa Fe. La misma provincia donde fue filmada la película Me transpiran las manos más poco, que se proyecta en el Número vivo y donde su protagonista, Yanina, se encuentra en su cuarto con toda la soledad y los nervios que irrumpen en ese instante fugaz: el momento anterior a la llegada del auto que la llevará a su fiesta de 15 años.
Los números vivos antes y después de la exhibición de la película están a cargo de los cantantes Florencia Sabatella, Silvana Sosto, Marcos Zoppi y el mismo Tarrío. En escena cada uno de ellos despliega su melodía para entonar canciones propias como “Mirarme así”, “Vuela tu nombre” y “Mi tinta”, que se interpretan con guitarra criolla o eléctrica en curiosas plataformas móviles. El germen de estas escenografías y luminarias móviles fue probado en Decidí canción, espectáculo donde confluían teatro-danza y música, pero en vez de plataformas había patines con rueditas que trasladaban las luces, como un artesanal travelling lumínico. En las canciones emergen frases que incluso podrían sonar cursis pero no por ello menos sabias, porque tienen la intención de prepararnos para atravesar una noche de sábado que indagará en ese rito de pasaje de la niña a la mujer que para muchas se simboliza en una fiesta. “Hay retratos de ausentes –dice Tarrío–, música, recursos y procedimientos espectaculares a la vista. Cada canción tiene su puesta en escena y es lo que las vuelve escenas ‘teatrales’. No es un recital, es una atmósfera fantasmagórica que prepara el acontecimiento de la proyección que en su encontronazo con lo vivo produce algo extraño.” El espectáculo es fruto del diálogo que se generó entre los cuatro intérpretes a partir de la película que se proyecta y es por eso que tiene algo de autobiográfico al ser los cantantes “padres y madres de hijxs adolescentes”.
En la película, y específicamente en el humilde cuarto de Yanina con cámara encendida mediante, se opera la transformación: se construye la mujer. Yanina Zanabria, protagonista del film autobiográfico, muestra sus nervios y su impaciencia, con inocencia, dulzura y frescura ante un instante que en la vida de cualquiera sería un “tiempo muerto”, “desechable”. El film se detiene en la salida al mundo de la joven –lo que le pasa con eso, porque lo que le pasa es lo más interesante de la propuesta–, incluida la relación con el equipo que la filma. En el transcurrir de la proyección la habitación se vuelve hipnótica y el espectador accede a construir una fiesta imaginaria porque justo cuando la historia empieza a viajar el relato termina.
Para Tarrío, papá de Violeta de 17, los adolescentes son mutantes: “ayuda tu presencia y también tu ausencia. Creo que los espectáculos son aventuras y acá busqué la compañía de muchos que habían vivido la experiencia conmigo, con sus hijos o formando parte de una familia ampliada, más allá de lo sanguíneo. Otra idea de familia, menos encerrada. En mi experiencia personal, ser papá de una adolescente me da mucha felicidad. Pero eso tiene que ver con mi hija y con su forma de ser, no con su adolescencia. Y Me transpiran... captura algo de eso. De golpe la niña es grande, sale a la calle, parece una princesa y una amiga tuya, pero no lo es.”
Número vivo presenta: Me transpiran las manos más poco. Sábado, 21. Teatro del Abasto. Humahuaca 3549. Reservas: 48650014. $ 35.
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