ENTREVISTA
El Estado acaba de crear la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género que coordina la abogada Perla Prigoshin. En esta entrevista, ella relata una historia atravesada por las temáticas que suelen acorralar a las mujeres. Prigoshin se define a favor de la despenalización del aborto y denuncia que la violencia está creciendo como un efecto no deseado del aumento del poder femenino. Por eso, sólo puede frenarse con decisión política de varones y mujeres.
› Por Luciana Peker
–Yo me casé a los 16 años –cuenta Perla Prigoshin, una mujer que destila el rojo de su pelo, su cara y su cuerpo elástico que se mixtura con las esculturas en maderas que resaltan las siluetas femeninas.
–Por apurada, como hice todo en la vida –dice y se ríe Perla, abogada y recientemente nombrada al frente de la nueva Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género, dependiente del Ministerio de Justicia, que no contesta con un cassette de corrección de género sino con una pasión (casi) encarrilada. Casi. “Siempre viví como si la vida se me escapara”, define. “No me casé embarazada, pero fui madre a los 16.”
–Sí. Tengo todo el derecho de familia en mi cuerpo. Las temáticas de género me atraviesan como protagonista. Después de unos años fue difícil sostener ese matrimonio. Yo le planteé que me iba y él terminó con una frase que nunca podré olvidar: “Vas a ser mía por última vez” y hubo una relación sexual no consentida. En ese momento, vivía en Córdoba. Llegué a Buenos Aires y no aparecía la menstruación. Estaba embarazada y me hice un aborto en un departamento que recuerdo oscuro, tal vez no lo era, pero yo lo recuerdo oscuro. Ahí estaba la partera que me hizo el aborto. Me acompañó mi mamá y lo pagué con dinero prestado por una tía. Cuando me desperté de la anestesia lo primero que pensé fue: “No estudio más Ciencias Exactas. Voy a ser abogada y a defender mujeres”. Sin darme cuenta me convertí en feminista, en ese momento, a los veinte años.
–Sí, fijate vos la omnipotencia de la adolescencia, yo pensé que a ninguna mujer más le iba a pasar lo que me había pasado a mí. A esta altura del campeonato sigo siendo feminista, pero aprendí que no a todas les puedo evitar pasar por una situación de violencia, lo cual no implica que no siga peleando para que no quede una mujer más que padezca violencia.
–Absolutamente. No quisiera que se piense “qué generosa es la Prigoshin”. Yo reparo mi propia historia en esta pelea. Por eso tengo tanta pasión. Hasta el día que me muera voy a intentar remendar mi vida.
–Absolutamente. Estoy a favor de la legalización del aborto. La realización de abortos es una obligación estatal en la medida en que haya una decisión seria de la mujer de hacerlo.
–Yo creo que este es el momento para legalizar el aborto. Por otra parte, no hay ninguna señal del Poder Ejecutivo nacional que indique lo contrario. En todo caso, queda claro que el PE no va a tomar la batuta, pero de ningún lado surge que si el Parlamento aprueba la despenalización no va a ser ley.
–Sí. Cuando la oposición tuvo mayoría no despenalizaron el aborto. Los mismos que levantan el dedo acusador para decir que Cristina Fernández de Kirchner no tiene estrategia en la temática de género sacaron el 82 por ciento móvil, pero no sacaron la despenalización. Epa, a ver si cada uno asume su responsabilidad en todo esto.
–Creo que sí. La Corte Suprema de Justicia está teniendo una conducta proactiva respecto de la defensa de los derechos de las mujeres con un compromiso que emociona.
–La Corte está metiendo la mano en temas cruciales y abordando las debilidades del Poder Judicial. Creo que van a abordar también este tema.
–Hay que prevenir, sancionar y erradicar la violencia. La erradicación es un camino a recorrer, es como la idea de la utopía de Eduardo Galeano, camino dos pasos y se aleja, pero sirve para caminar. La prevención es función del Consejo Nacional de las Mujeres y la sanción es una responsabilidad de la Comisión que yo coordino.
–Vamos a soñar distintas estrategias y abrir un camino que permita generar el reproche social. El día que en nuestra sociedad no se naturalice que a un tipo diga “callate, loca, estás con la regla” o que cuando una mujer que va a parir le griten “si te gustó el carozo, bancate la pelusa” o no se justifique en la tele el caño con la frase “muestra el culo porque le gusta”...
–Los tipos tienen pene y no andan revoleándolo por los escenarios. Pero, además, Julia Mengolini es discípula mía y no puedo evitar sentir orgullo por su intervención. Julia es muy valiente. Ella es abogada, trabajó conmigo en el Consejo Nacional de las Mujeres y sigue estudiando. Julia encontró el espacio mediático para dar la pelea y lo está haciendo muy bien y con bastante soledad. Ella sabe que cuenta con mi apoyo incondicional. Espero que la traten bien en los medios, pero si no, tiene un lugar para trabajar conmigo.
–Sí, claro. La comisión va a trabajar con dieciocho personalidades notables con un plan a cinco años en el que esa va a ser una de las metas. En el equipo van a estar la periodista Liliana Hendel, Fabiana Túñez (de La Casa del Encuentro), el psiquiatra Enrique Stola (perito en el caso Grassi), la psicoanalista Eva Giberti, la abogada Nelly Minyersky, la filósofa Esther Díaz, las ginecólogas Diana Galimberti y Margarita Berkenwald, la militante Gabriela Adelstein y tengo pendiente la respuesta de algunas otras personas.
–Creo que sí. Se está visibilizando de otro modo y también está creciendo. Pero uno de los problemas es que la noticia se trata como mercancía y se sigue repitiendo que son crímenes pasionales. Pero nadie mata por amor, se sufre por amor en todo caso. Además hay una impotencia de los varones frente a este nuevo modelo de mujer que se va asentando, mientras que los hombres no construyeron un nuevo modelo de masculinidad. Por eso, no creo que podamos salir de la violencia si no la abordamos también con los hombres.
–Creo que sí y que no estábamos preparadas. Es un efecto no deseado del posicionamiento de las mujeres. Pero vamos a darle batalla y a salir adelante.
–Hay recursos en la nueva ley de violencia, como hacerse acompañar por personas que le generen confianza, que ellas elijan. También existen medios tecnológicos que pueden usarse para que ellas se defiendan. Esta comisión no tiene ninguna limitación para trabajar. No se van a recibir denuncias, sino pensar estrategias. Y van a existir tres consejos asesores. Además, a partir del 25 de noviembre, se van a generar réplicas provinciales de esta comisión.
–En lo visceral les diría que se apoyen en mujeres que la hayan pasado brava y que laburen por las mujeres, que es sanador y tiene un efecto reparador del tejido social. Y, en lo profesional, que denuncien e insistan porque falta mucho... pero estamos caminando.
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