Tan mostra no es la cosa: si bien Grandes éxitos, el primer disco del grupo de Paula Maffía, Lucy Patané, Santiago Mazzanti y Pedro “Pepo” Bulgavob, se sumerge en una instrumentación a veces rabiosa, sexy, desaforada, que a los amantes del punk y del rock les va a hacer latir el corazoncito, es, por otro lado, una obra acústica con elementos del jazz, de corte sentimental e ideal para amantes dolidos y despechados. Mientras se escucha Grandes éxitos pueden venir ganas de hacer pogo en la propia casa, en el subte o el colectivo y hasta de tirar unos cuantos platos contra el piso. Pero también, de a ratos, un aire a romanticismo italiano nos envuelve. Eso pasa, por ejemplo, cuando Paula canta cosas como: “Toda Sicilia llora, cariño/ porque ya no me amás/ Toda Sicilia se estruja el corazón/ de ahora en más// De ahora en más, vos sabés/ nadie podrá creer/ lo que hiciste conmigo”. Y entonces no es raro terminar recordando al pobre Michael Corleone sufrir por el amor de la cuasi cándida Kay Adams en El Padrino 3. Cierto manejo de la ironía y del sentido del humor hace que estos músicos, aspirantes a mafiosos, toquen a fondo el corazón de lo que expresan y sin tomárselo tan en serio. La bella “¿Por qué?”, una canción de amor tartamudeada y enternecedora, concluye así: “Merecés el escarmiento/ y mi profundo respeto/ pero no merecés mi atención/ mucho menos mi devoción// Te lo ruego: / devolveme mi corazón/ Y todos mis compacts”. Una pincelada lúdica colorea la instrumentación, los arreglos, las letras y también la voz, cada día mejor, de Paula Maffía. Esta joven –-líder también de la Orquestina de Señoritas Las Taradas, además de solista independiente– cuando canta no deja una palabra librada al azar. Maffía, letrista y compositora de la mayoría de los temas del disco, consigue un perfecto dominio del fraseo que le permite “decir” con intenciones definidas y abrir el abanico de una cantidad de matices poco habituales. En el tema “Sacate todo”, por ejemplo, empieza pidiendo desnudez en un susurro y termina ordenándolo, completamente desencajada, cual Nina Haggen haciendo estallar el “Ave María”. Honda, limpia y de a ratos oscura es su voz. Pero esa oscuridad que tiñe el disco y marca el estilo de La Cosa Mostra tampoco es tan oscura. Es una oscuridad animal. Al animal solo el miedo humano lo vuelve “mostro”. La gran “mostrocidad” animal es su instinto. Y la fuerza del instinto es lo que ciertas músicas y ciertas voces, afortunadamente, dejan traslucir. El arte de tapa (también de la polifacética Maffía, al igual que el diseño del disco), es un retrato de los cuatro integrantes del grupo, que también aparecen fotografiados por Natacha Ebbers en las hojas centrales del librito que acompaña el disco. Y la tapa de este librito es un lindo gatito que mira de costado y muestra, como quien no quiere la cosa, sus afilados colmillos. Adentro, está lleno de otros gatitos que cantan dulcemente bajo la luna, con globitos de diálogo que dicen “u uuu” y corcheas que les salen de las manos (seguramente a un minuto de dar el próximo zarpazo). Paradójicamente, el estudio en el que se grabó este disco se llama Los Pájaros. Fue en julio del 2010 y contó como técnico de sonido con Leo García. La Cosa Mostra debutó en mayo de 2007 y en estos tres años no para de tocar. Una voz que sale del interior mismo de La Cosa los define así: “una pequeña orquesta de sonido acústico, pero poderoso, que prescinde de la gentileza de los grandes sonidos y busca fortaleza en el carácter de las canciones multilingües”. Y es cierto, inglés, italiano y español se reparten por igual en Grandes éxitos y se rinden ante un lenguaje mayor: la música.