[IN CORPORE]
› Por Horacio Limongelli *
La detección precoz en el cáncer de mama es la prevención secundaria en la que se indica el autoexamen mamario, concurrir al médico una vez al año para realizar el examen de rutina y luego de los 40 años efectuar una mamografía para encontrar una lesión que aún es no palpable. De esta manera, si se encuentra una mínima anormalidad es posible ubicar el cáncer de mama en el comienzo y esto permite hacer un tratamiento sumamente efectivo. Existen en la actualidad varios tipos de mamografías: la convencional, la digital y la 3D. Las de última generación tienen algunas ventajas sobre la definición de la imagen y la reducción de la radiación que recibe la glándula mamaria.
La ecografía se utiliza como complemento de lo que el médico pueda determinar en la palpación de la mama o cuando es requerida por anomalías mamográficas que justifiquen su realización. Mientras que la resonancia nuclear magnética mamaria se realiza, en especial, cuando existen prótesis mamarias o cuando se ven divergencias entre la radiología y el ultrasonido.
La prevención significa la preparación o la disposición que se toma para evitar algún peligro o también para preparar con anticipación alguna cosa. Entonces, ¿a qué nos anticipamos?: a detectar precozmente el tumor o a suprimir su progresión. Los puntos de inflexión para que los pequeños tumores no progresen son la inmunidad, los factores inflamatorios y la angiogénesis.
La inmunidad depende en gran parte de la genética de cada mujer pero también del estado emocional de una persona. No es menos importante el tema del stress, que efectúa una acumulación a nivel celular de especies reactivas de oxígeno y determina a la larga daño celular a nivel de su membrana de organoides. Además, la cubierta inflamatoria del tumor es primordial para su desarrollo y el de las metástasis y está favorecida permanentemente por los alimentos que ingerimos. Los principales fertilizantes son los azúcares refinados que hacen que la insulina aumente considerablemente y muchas otros factores presentes en la carne y lácteos que actúan promoviendo los mecanismos inflamatorios.
Una mente sana y disciplinada ayuda a nuestro sistema inmunológico a poder interactuar contra esos pequeños tumores y la podemos ayudar con actividad física, mejorar nuestra respiración con actividades como el yoga y otras disciplinas. Los fenómenos antiinflamatorios que nos pueden ayudar resultan de un equilibrio en la ingestión de carne vacuna cuyos contenidos de Omega 6 son muy altos y disminuir la ingestión de azúcares y harinas refinadas. Hay indicios de que la dieta es la causante del 30 al 35 por ciento de los cánceres. Por eso, es adecuado agregar a la ingesta algo que pueda estimular al sistema inmunológico y hacer retroceder a los vasos que quieren alimentar al tumor. O sea, comer para que estos pequeños carcinomas se mueran de hambre. La naturaleza nos ha dotado de un gran número de alimentos, bebidas o hierbas que son inhibidores naturales de la angiogénesis: la uva negra o vino tinto, el té verde, la cúrcuma, la soja, el tomate, la frambuesa o frutilla, el perejil y el apio, y muchos otros más.
* Médico, asesor del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (Macma) en el marco de la Acción Pilas Rosas Energizer.
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