EL MEGáFONO)))
› Por Gustavo Diaz Fernandez *
Una de las primeras experiencias que desarrollamos en Crisálida fue la investigación “Condiciones de vulnerabilidad al VIH/sida e ITS y problemas de acceso a la atención de la salud en GBT en la Argentina” junto al Ministerio de Salud de la Nación y las agencias de Naciones Unidas en la Argentina. Este trabajo nos permitió vincularnos con la Unidad Coordinadora de VIH/sida y ETS de Tucumán (UCE) y abordar la prevención desde una actitud militante. A partir de ahí se gestó una acción que desbordó los límites iniciales, conduciéndonos a empezar un proyecto que en estas semanas cumple sus dos años de existencia y que consiste en la distribución de preservativos y lubricantes en espacios focales de la ciudad de San Miguel de Tucumán: salas teatrales, bares temáticos, espacios de agrupaciones políticas, etcétera.
Esto es posible gracias a muchos apoyos, principalmente el de una red de voluntarios/as que se encargan de reponerlos noche tras noche. Ellxs nos cuentan que son, mayoritariamente, mujeres jóvenes las que retiran preservativos y lubricantes, costándoles un poco más a los varones que manifiestan más prejuicios y mitos. También nos relatan situaciones en las que algunas mujeres sólo por tomar un preservativo y guardarlo recibieron la reprimenda de un varón que las acompañaba.
En junio de 2011 participamos del proyecto impulsado por RamVIHS Red de Mujeres Viviendo con VIH/sida y la Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH. Nuestro trabajo consistió en hacer una encuesta a Mujeres Viviendo con VIH/sida. Este monitoreo nos permitió conocer las características de las mujeres con diagnóstico positivo reciente y generar información para orientar mejor la atención y las políticas públicas.
Para las entrevistas contamos con el importante apoyo de la delegación local de las Comisión Nacional de Pensiones en Tucumán y de la UCE, quienes nos facilitaron sus instalaciones para poder encontrarnos con las entrevistadas en un ambiente en el que ellas pudieran cómodamente compartir con nosotros/as sus experiencias, dudas, tristezas y alegrías.
Si bien a las mujeres viviendo con VIH les lleva un tiempo aceptar esta nueva situación, se les hace más difícil por el sexismo imperante en la sociedad. Ellas nos comentaron que están transitando un proceso de búsqueda de respuesta a dudas tales como si es posible trabajar, vincularse con sus hijos/as, decidir tener hijos/as o no tenerlos/as, besar, hacer planes con su pareja, conocer gente nueva y divertirse y, principalmente, si es posible disfrutar de una vida sexual plena. En este aprender a vivir con el VIH, muchas de ellas descubren que sus sexualidades, sus cuerpos y las decisiones estaban en manos de otro. Se descubren como sobrevivientes de una sociedad patriarcal y anhelan que las jóvenes accedan a información y recursos que ellas desconocían para poder decidir. Algo que ellas no pudieron hacer.
Frente a esto, es claro que promover los derechos sexuales y reproductivos no es suficiente, es necesario asumir el compromiso de visibilizar como violencia de género todo boicot a la educación sexual integral y los programas de salud sexual y de procreación responsable.
* Presidente de Crisálida, delegado de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig) Tucumán.
Más información: http://crisalida.org.ar/
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