ESCENAS
Concierto de cuentos para deleitar a nenes y nenas y aprender de esa particular sabiduría de la que disfrutan los y las espectadores no domesticados.
No son relatos con acompañamiento musical, dice la cantante y actriz Maia Mónica a propósito de Historias cantantes y sonantes: “Es todo parte de la misma trama”. Esta frase que puede resultar sencilla a simple vista es el resultado de la síntesis en palabras de un trabajo de exploración y entrenamiento que la artista lleva adelante desde hace muchos años. Ese trabajo, ahora vuelto sistema, contiene elementos de técnica vocal, danza, teatro, percusión y escritura, tejidos con pautas de improvisación en los talleres que dicta. Es desde este ámbito, el de los Talleres de la Voz, que surge este Concierto de cuentos para deleitar a niños y grandes.
La utilización de la palabra por parte de Diana Tarnofky, actriz experimentada en el arte de la narración oral, produjo el encuentro con los textos de la mano de la Editorial Calibroscopio. Los cuentos que se cuentan de autores latinoamericanos son: “El castillo que se va”, de Marina Colasanti; “Ver llover”, de Germán Machado y Fernando de la Iglesia; “La melodía misteriosa”, de Fernando Rossia; “Haiku”, de Iris Rivera y María Wernicke; y de María Teresa Andruetto (recién premiada con el Hans Christian Andersen por toda su obra) “Trenes” y “Campeón”.
Un coro de voces que produce teatralidad, climas mágicos, sonidos y sombras del más allá, está integrado por Rosi Flaiban, Malena De Vita y Flor Mayorga. La ilustración y sombras a cargo de María Wernicke proponen una escena lúdica que en su simplicidad encuentra su poción mágica. En la percusión, Diego Fidel invoca sonidos de aire, gotas de lluvia y sonidos de la madre tierra. Maia Mónaco explica que es un material con palabras, hechos con la voz y con instrumentos no convencionales: “Me dejé llevar por la libre asociación; voy siguiendo una lógica interna y compruebo que cuando es verdadera, resuena en los demás. No hay mucho que explicar ni a los chicos ni a los grandes, es más: me da lo mismo si es niño o adulto y creo que los autores trabajan también desde esta idea; es casi una elección estética”.
En el espectáculo la superposición de transparencias y los elementos que cuelgan del vestuario fue seleccionado por la directora y Adriana Flaiban diseñó. La idea resultante es que aquellos elementos permiten fácilmente que se pueda proyectar la imaginación del espectador de diversas maneras: “Me interesa lo austero en la puesta, utilizar materiales que sugieran, que den espacio; no me interesa un gran despliegue de objetos ni de producción”.
Sobre qué es hoy para niños y niñas y qué no, Mónaco dice que está convencida de que no es para niños lo que los subestima, lo que pretende explicar todo, lo que dice que las cosas son así y no pueden ser de otra manera, no es para chicos lo que necesariamente tiene que hacerse con volumen muy alto o moverse muy rápido y proponer muchas cosas al mismo tiempo para no aburrir. “En nuestra experiencia sucede que se genera en la sala un clima de muchísima concentración: los nenes y nenas se calman; es un placer verlos recostarse e incluso sacarse los zapatos y también bailar cuando proponemos un festejo de pueblo con ‘El negro salió campeón’. Una vez una niña le dijo a su mamá: ‘¡A mí me encantaron las bailarinas!’. La madre le respondió: ‘Las cantantes’. La niña insistió: ‘Bueno sí, las cantantes bailarinas’. Esa pequeña estaba viendo mucho más lejos que su madre, pero la costumbre adulta es que las cosas siempre sean de determinada manera, seguramente para dar/se cierta seguridad.”
Historias cantantes y sonantes, domingo a las 16.30. Espacio No Avestruz, Humboldt 1857. Tel.: 4777-6956. Entradas: $ 40 y $ 35, con descuentos a jubilados y estudiantes.
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