Una especie de globo terráqueo cruza con mapa vintage propuso el miércoles 18 por la noche, en la vereda de Gurruchaga 1750, la alianza efímera –duró lo que dura un cóctel– entre la firma de moda Pesqueira y los aperitivos Campari, como coartada para presentar una colección de invierno inspirada en los viajes.

Nada es casual: la diseñadora Valeria Pesqueira es una viajera constante, ya sea para participar en Austria de un ciclo de diseño de Graz, oficiar de jurado en Nueva York del Arts Directors Club Awards, presentarse en la feria Bread and Butter de Berlín o reunirse con sus clientes en Japón. De ahí que con frecuencia desliza: “Mi marca es el modo de comunicarme con el mundo”.

Los bolsos de viaje y las alusiones a pequeños barcos de madera vintage, flirteando con esculturas de ciervos y otros animales, en clave más cercana al animé que al Museo de Ciencias Naturales, emergieron en la campaña gráfica con estilismo de Simona Martínez y fotografías de Luna Paiva que, proyectando sombras sobre un fondo rosa Dior, ilustraron el manual del estilo Pesqueira para viajes y sus constantes acercamientos al mundo de las estampas y los zoológicos.

El look book remite entonces a un vestido corto con fusiones de azulino, bordó y blanco en línea A, que la modelo Angelina Lavallen –de la agencia Pink– llevó con un kit de bolsos de viaje en color suela con estampas de oso, pasando por vestidos que predican bohemia no hippie, pero sí campesina o de niña estanciera con buen fondo de placard (de ahí la profusión de abrigos en tiza, nude, negro y rojo), complementados ya con faldas negras largas o de línea bombé. Y el ineludible ornamento de temporada, el sombrero de paño, cita fashionista a la moda rural, que según contó la diseñadora derivó de un encargo a la emblemática firma Lagomarsino.

La modelo posó en pantalón rosa y en topless, mutó en usuaria de una falda corta y recta cuya superficie expuso una extraña variedad de animal print trazada por la artista Ana Laura Pérez, más camisa en gamas de marrón y las piernas abrigadas por panties rojos.

Otra novedad de la firma es la casa de los osos, un cuadrado de piedra con estantes de madera que exhibe los accesorios y, entre ellos, al fetiche “Bear to Wear”: la bandolera con cara de panda concebida circa 2009. Ya captó devotas en Buenos Aires e ingresó en los placards de accesorios de la cantante Katy Perry y de la modelo inglesa Theodora Richards. Prometen que se sumarán nuevos modelos derivados de esa cartera; además de las variaciones en rojo carmín u oro, hay sobres y monederos a imagen y semejanza y también una mochila que simula un conejo.

Los distintos ambientes de la tienda que fueron recreados junto al experto Fernando Luvini exhiben secuencias de relojes cucú del estudio NidoLab junto con pizarras símil a las de ferreterías, donde se disponen recomendaciones de restaurantes, bares, comidas, cd, libros o películas favoritas de la diseñadora y su equipo.

Dice Valeria acerca de las coordenadas de su colección invierno 2012: “Volví a conjugar mi mirada sobre el folk, los vestidos largos con dejos de bohemia y a investigar en la estética campesina, de ahí que a Bohemian Style la representen telas livianas y siluetas holgadas que reproducen estampas sobre tonos ladrillo, azulinos, beige, mostaza y rosa. A través de Wild me remití a la exaltación del abrigo trasladado a bases aterciopeladas, piel, paños ciento por ciento lana en colores tierra, beige, camel, crema, visón y gris mélange. Mientras que Swing Style propone otra mirada de la estética londinense de los sesenta”, y ensaya un recorrido arbitrario por el swinging London con recreaciones de la minifalda, de vestidos de línea A que veneró Mary Quant, con guiños a la estética de Japón y de las pampas. “Una nueva línea de noche hace lugar a clásicos elegantes: maxifaldas y vestidos largos que celebran el azul y el negro con detalles en pana.” La hoja de ruta de cada una de las prendas de The World is Yours indica combinarlas con el apartado de clásicos que pregonan confort en blanco, negro o crema.