Vie 25.07.2003
las12

EXPERIENCIAS

Dar el tono

Susan Kesselman, eutonista y Violeta Hemsy de Gainza, también eutonista y pedagoga musical,escribieron un libro en el que vuelcan sus saberes sobre técnicas corporales, y ensayan propuestas para que el cuerpo de los músicos reme a favor de la música.

Por Sonia Santoro

El tono es el concepto básico de la eutonía. En esta terapia corporal el tono no se reduce a lo muscular, sino que está ligado a la expresión, a la emoción, a la inteligencia del cuerpo humano. Tono es también unode los conceptos fundamentales en la música. Pero la eutonía y la música tienen muchas más cosas en común. La eutonía puede hacer que una pieza musical pase de sonar bien a secas a escucharse maravillosamente o puede hacer que la pieza adquiera la identidad que el compositor quiso darle. La forma en que el pianista apoya los dedos sobre el piano o cómo se sienta en la silla se transmiten en la música que toca. Pero sobre todo lo que le da la eutonía al músico es la posibilidad de explorar de manera consciente, propia, íntima, su modo de ser músico. Susana Kesselman y Violeta Hemsy de Gainza, eutonista y educadora musical, respectivamente, exploraron esa relación durante cerca de cinco años y la registraron en un libro que acaba de publicar la editorial Lumen: Música y eutonía. El cuerpo en estado de arte.
La eutonía es una terapia corporal desarrollada por la ex bailarina Gerda Alexander en Dinamarca. Alexander nació en Alemania en 1908 y en 1933 se radicó en Copenhague para desarrollar esta disciplina. Allí trabajó, entre otras cosas, con la Orquesta Sinfónica Nacional sobre la dolencia de los músicos. Analizó cuántas veces faltaban y por qué motivos. Hizo un estudio sobre las sillas en las cuales se sentaban y cómo lo hacían. Y modificó su diseño para cada uno de los músicos, de manera que no sólo no tuvieran más dolencias físicas sino que su música pudiera transmitir el todo de ese cuerpo.
En los `70 Alexander dio algunos seminarios en Buenos Aires, invitada por la Sociedad de Educación Musical de Argentina. Y ahí la conocieron los que después serían sus discípulos. Violeta de Gainza estuvo involucrada en esa tarea, llegó a convivir con Alexander, y escribió uno de los libros fundamentales para la eutonía (Aproximación a la eutonía. Conversaciones con Gerda Alexander), por ser uno de los pocos en los que estaba la palabra directa de la maestra. Hoy la eutonía es cada vez más respetada por distintas especialidades médicas.
–¿Qué es la eutonía?
Susana Kesselman: Es una metodología de lo corporal centrada en la conciencia del cuerpo y que está basada, a diferencia de otras disciplinas, en un concepto clave que es el concepto de tono. En la eutonía y para otras disciplinas, tono está relacionado con la emoción, con la inteligencia; es lo que el niño trae en el nacimiento y que luego dará lugar a todos estos desarrollos –de lo emocional, de la inteligencia–, pero que están ahí, en la tonicidad del chico.
–Y es al mismo tiempo el tono muscular. S. K.: Sí. Pero yo últimamente doy una idea un poco más amplia de tono y hablo de tono vital. Porque me parece que la gente lo entiende de un modo más abierto. Y en la eutonía otro de los cimientos importantes es el desarrollo de la conciencia ósea. Normalmente los trabajos corporales están muy centrados en el músculo. Otra conciencia que también está poco trabajada es la conciencia epidérmica. Y también hay un concepto más amplio de regulación de tono. Es la idea de que una persona si tiene un tono flexible está preparada para poder registrar y expresar emociones variadas. Hay personas que tienen un tono muy poco flexible y expresan una gama de emociones muy limitadas: llorar, reírse y enfurecerse. La gama de emociones está dada por la regulación de tono que desemboca en la flexibilidad de tono, en la igualación de tono, en la fijación de tono, en cómo salir de fijaciones de tono, entre otras.
–Y tono también tiene que ver con la música.
Violeta de Gainza: Tono tiene que ver con todo lo que una persona es y con todo lo que una persona hace. Cuando se habla de tono vital se puede pensar que está relacionado con la energía que tiene una persona. Hay personas que tienen más y otras que tienen menos. Y hay personas que saben regularla. Un profesional de cualquier área que está relacionada con el cuerpo, por ejemplo, un deportista o un músico, sabe manejar, subir y bajar el tono a voluntad, sin que dependa de su estado de ánimo. Un deportista sabe cuándo aflojarse, cuándo dejar correr la energía, cuándo concentrarla en un punto. Por supuesto, tono tiene que ver con la música, así como tiene que ver con las personas. La música y las personas se parecen mucho.
–¿Cómo es eso?
V. G.: Hay músicas que son energéticas, vivas, como ciertas personas; hay otras que son tranquilas, hay otras que son depresivas. Cuando un músico tiene que tocar algo de un autor en particular, así como cuando un actor tiene que interpretar un texto determinado, uno de los requerimientos implícitos es acomodar todo su ser a las características de la pieza musical o dramática que está ejecutando. Está como en sintonía con un tono.
–¿Eso es un cuerpo en estado de arte?
V. G.: Claro, un cuerpo en estado de arte es un cuerpo sensible, un cuerpo diapasón y al mismo tiempo instrumento de algo para algo.
S. K.: Un cuerpo en estado de arte no es un cuerpo perfecto.
V. G.: Se podría decir que todo lo que hacemos lo hacemos con el cuerpo, aun con partes del cuerpo que aparentemente no se mueven, están adentro, lo que yo le llamo el soft de nuestra computadora. Todo lo hacemos con el cuerpo y con la mente, en interacción.
-Pero en Occidente o en esta época la mente domina todo y pareciera que está separada del cuerpo.
V. G.: Claro, cuando yo digo el cuerpo hace debería haberlo puesto en potencial, el cuerpo debería ser protagonista, debería participar. La idea es sensibilizar al cuerpo para que el cuerpo se entere y participe y no esté ausente como decís. Es como hablar de hacer el amor, están los factores psicológicos, etc., etc., y después las técnicas corporales. No se puede hacer música si no está todo armoniosamente integrado. Se puede hacer, por supuesto, pero los resultados, tanto para el intérprete como para el oyente, igual que en el amor, no son los mismos si hay una unidad y si hay una integración.
–¿Qué les aporta la eutonía a los músicos?
V. G.: La eutonía estaba ligada a la música en la figura de la creadora. Gerda antes de ser eutonista vivió en un ambiente de músicos. Al venir a Argentina la trajo un grupo de músicos. Yo tenía mucho interés por la técnica pianística y había probado varios caminos, me influenció de una manera decisiva. Y a partir de la década del 70, en que conocí las técnicas de la eutonía, fui trabajando la pedagogía de la técnica en el trabajo con el cuerpo, la relación entre el cuerpo y el sonido en el piano, que es mi instrumento.
–¿Los profesores de música tienen en cuenta esto?
V. G.: Siempre los profesores de música, como los de danza, han tenido sus técnicas que transmiten académicamente como una doctrina, un paquete de instrucciones cerrado a los alumnos. En realidad, cuando yo conocí las técnicas que ella propone, pensé que esto nos aproximaba a una técnica natural de movimiento para los músicos; que los músicos necesitábamos tener algo más consciente, más propio, más interno, más personal. Y fue eso lo que yo desarrollé. Una técnica tradicional de música es como la gimnasia tradicional, tiene reglas, es todo igual para todo el mundo, es un manual. En cambio, acá lo que hay son vivencias, son experiencias, es lo que está sintiendo y sucediendo. Lo cual es definitivo para el resultado. Las cosas se oyen así o asá, se oyen bien o mal, son agradables o desagradables, seductoras o rechazantes de a acuerdo a cómo uno hace, porque hay una correspondencia total entre el movimiento que hago, las acciones que hago y lo que quiero obtener.
–¿Y los músicos tienen en cuenta la eutonía como parte de su entrenamiento?
V. G.: En realidad la situación de los músicos varía según se trate de un músico profesional o de uno que está en la iniciación musical. En la iniciación se le da muy poca importancia. Y es muy difícil que se impongan masivamente técnicas alternativas como éstas. Porque un gran artista seguramente ha descubierto un montón de cosas de las cuales no tiene conciencia y cuando enseña, enseña como le enseñaron. No enseña sus secretos, no porque no quiera enseñarlos, sino porque no tiene conciencia de cuáles son, cuál es el secreto de su sonido, qué es lo que hace que suene de una manera maravillosa. Entonces, la eutonía es una técnica corporal entre las varias técnicas que surgen en el siglo 20, a las cuales la gente que quiere mejorar la pedagogía recurre.
–Generalmente, lo más difícil es mantenerse en el propio centro frente a situaciones críticas o estresantes. ¿La eutonía hace algún aporte en esas circunstancias?
S. K.: Sí. La flexibilidad de tono es algo muy diferente a la relajación. Muchos médicos mandan a que la gente se relaje, pero la eutonía busca más bien la regulación de tono. La relajación es tono bajo. Yo hice un aporte desde el pasaje en escena. Porque, como decís, las personas pueden aprender a regular el tono en una actividad que no les requiere demasiado esfuerzo, en el suelo, en la clase..., pero esa persona llevada a una situación de desequilibrio, como puede ser dar una conferencia o un concierto, puede volver a entrar en distonía. Entonces, desde la eutonía trabajamos para poder atravesar con un tono adecuado esos lugares de desequilibrio que son más desestabilizantes.

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