DIEZ PREGUNTAS A: LUCíA PANNO *
› Por Clarisa Ercolano
–Una experiencia surge del cuento homónimo de la escritora japonesa Banana Yoshimoto. Me gustaba una escena en la que una chica se encuentra con una ex enemiga muerta a través de un médium enano y tienen una charla. Este encuentro fue el disparador sobre el que empezamos a trabajar con los actores y lo demás es historia.
–Con humor y poesía. Hacer convivir estos elementos aparentemente extraños fue lo que le dio identidad a la obra. Como nadie sabe cómo es el mundo de los muertos, nosotros inventamos uno. Eso nos permitió jugar con mucha libertad. Nos quedó una comedia muy disparatada, pero llena de ternura y de una tristeza dulce, como una flor un poco podrida.
–Empiezo por una imagen. En este caso el encuentro de la chica viva y la chica muerta, con el médium como testigo. Yo me imaginaba que la muerta abría una puerta con los pelos al viento, un poco ridícula, con un cielo tormentoso detrás. Aquí ya habían aparecido los personajes y algo del tono de la obra. Empezamos a improvisar y a descubrir junto con los actores ese mundo de los muertos que al principio sólo asomaba misteriosamente. Juntamos mucho material (¡conocemos bien el más allá!) y sobre esa base fui reescribiendo y estructurando la dramaturgia.
–No. Hago teatro desde chica, pero hay muchas cosas que me gusta hacer. Como en el teatro conviven varios lenguajes, de alguna manera puedo hacer todas las cosas que me gustan a la vez.
–De niña era actriz y muy graciosa, pero me agarró la adolescencia y zas! empecé a escribir poesía. Seguí actuando y escribiendo como actividades separadas. De más grande descubrí que podía escribir para teatro y fue una gran alegría, como la llegada de unas vacaciones esperadas a un lugar con mucho pasto para correr. Entonces dejé de actuar, aunque cada tanto algo hago. Pero ahora soy tímida.
–De ser vergonzosa. De todos mis defectos, pero hasta cierto punto, porque los defectos son también las virtudes.
–Para desordenar mi casa.
–Estoy a favor de la legalización. Me parece que cuando se debate con el eje en lo moral (si el feto es un ser humano o no) se está tapando y retrasando la solución del verdadero problema, que es la cantidad de mujeres que mueren por abortos mal practicados y las que deben seguir adelante con embarazos traumáticos.
–A las papas fritas. A mi gato, que quiere usar de almohada mi brazo.
–¿Tengo una sola chance para salvar a la humanidad? Creo que sería algo relacionado con la educación, con incluir de manera más trascendente la educación artística en la escuela.
* Lucía Panno es directora, escritora y docente. Su obra Una experiencia puede verse los viernes a las 23 en El Camarín de las Musas. Mario Bravo 960, CABA.
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