EL MEGáFONO)))
› Por Paula Negri y Cecilia Merchan *
Muchas veces nos hemos preguntado cómo era exactamente: cómo eran su rostro, su mirada, sus manos. Imaginamos la manera en que supo combinar amores con lucha. La pensamos haciéndose con dificultad un lugar de respeto entre hombres. La conocimos a través de historiadoras/es que la rescatan en sus múltiples facetas: como mujer que tomó las armas para luchar por la independencia junto a otras y a otros contra el poderoso ejército español, en su compromiso con los ideales de libertad, como aquella que supo trascender a los dolores y a las pérdidas o la que transformó el odio que le producían las injusticias en amor hacia su pueblo.
Con la intervención de artistas, la dibujamos de diferentes maneras: de colores o con pelo suelto, más sonriente o más firme y seria, embarazada, con sable o con los senos descubiertos. Toda esta diversidad se sintetiza en que reivindicamos a la generala Juana Azurduy como valiente mujer y dirigenta.
En un momento en el que acechan los golpes de Estado –disfrazados de maniobras institucionales– y las desestabilizaciones a los gobiernos populares en América latina, elegimos traer este ejemplo como una forma de recordarnos que en toda nuestra historia hay valor, entrega y unidad de los pueblos. Ese es el pasado que queremos rescatar, porque lo simbólico también se transforma en acción cotidiana cuando se baja un cuadro de un genocida o cuando Juana resulta la primera mujer nombrada generala, en el 2009, mediante un decreto firmado, no por casualidad, por dos mujeres: Cristina Fernández de Kirchner y Nilda Garré.
Por eso, en el mes de su natalicio, proponemos llevar a Juana al billete de mayor valor de nuestra moneda, porque creemos que de forma simbólica podemos dar un paso para reivindicar a quienes soñaron con una patria libre y emancipada, en contraposición con el que hoy nos mira en ese mismo billete: Julio Argentino Roca, quien como ministro de Guerra y Marina llevó a cabo la Campaña del Desierto, un plan de exterminio de nuestros pueblos originarios para apropiarse de sus tierras ancestrales.
Juana significa, además, parte de la identidad política, porque pensamos que en el camino de luchar por una sociedad más justa igualitaria e inclusiva las mujeres fueron construyendo, también, una nueva forma de hacer política: desde la resistencia y el coraje en épocas de crisis, las luchas que incluyen el agua, la tierra, la vida cotidiana como valores intransferibles.
Traemos al presente, entonces, a esta Juana como identidad política y porque, en su afán de liberarse de la dominación española en la guerra de la independencia en la zona del Alto Perú, nos fue marcando el camino para que todas y todos luchemos por construir una América libre y fuerte que sigue caminando hacia su definitiva independencia.
* Corriente Política y Social La Colectiva
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