VISTO Y LEIDO IV
La artista multidisciplinar y feminista Luz Darriba debuta con su primera novela Toda la gente errante, donde la historia de dos mujeres, Virtudes y Julia, se entrecruza por “azar”, remitiéndolas a un pasado doloroso.
› Por Carolina Selicki Acevedo
Luz Darriba nació en Montevideo, Uruguay, donde vivió 15 años. Después se mudó con su familia a Buenos Aires, donde permaneció 22 años y hoy confiesa haber pasado “los momentos más definitorios” y por ello prefiere llamarse “rioplatense”. En los años más oscuros de la Argentina debió exiliarse a España, donde vivió 22 años, y actualmente reside en Bruselas, donde se encarga de la presidencia de la Fundación Cumulum y confiesa que le ha servido para conocer aún más la idiosincrasia latinoamericana, por la numerosa cantidad de inmigrantes. Formada en Bellas Artes y en Filosofía y Letras, su carrera se ha centrado en las artes visuales y las performances que han recorrido el mundo con su defensa del género y de las artes como vehículo de expresión y lucha. Sin embargo, una veta permanecía latente: la literatura, que hasta el momento sólo había aparecido en sus intervenciones (en 1999 rodeó la Muralla Romana de Lugo con una estructura metálica “forrada” con medio millón de libros, que fue declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en noviembre de 2000) o en los poemas o relatos escritos y guardados en cuadernos por más de cuarenta años.
Fue la actual crisis económica y política que puso en jaque a España la que motivó en gran parte a Luz a volcar al papel la historia de dos mujeres, muy distintas en edades, estatus social y personalidades, pero con un poderoso y secreto punto en común. “Es desesperante ver que todo lo que construiste con tanto esmero se hace agua, y esto sumado al dolor de volver a mi querida Argentina y no encontrar registro alguno de mi paso por la universidad”, afirma Darriba y agrega: “Pero a partir de 2010 comencé a escribir relatos sin parar, más de 60, y gracias al apoyo de mis amigos escritores, que los leyeron y me dieron su aval, obtuve alas. Siempre digo que tengo mucha suerte, no la de la cuenta bancaria llena pero sí la de haber hecho lo que quería en la vida. Salió todo lo que tenía dentro, es una novela llena de honestidad”.
Como afirma Luz, Toda la gente errante no refiere a la inmigración sino a la posibilidad de ser errante “sin haber salido nunca del mismo sitio”. La historia es casi documental. Situada en la España del 2010. Los personajes principales: Virtudes, una anciana de clase alta y carácter aparentemente inmanejable y recio, que confiesa no haber gozado nunca de verdadera libertad y con un secreto guardado por más de 30 años (un hijo abandonado a la fuerza que la carcome por dentro), con un hijastro, Pedro, que personifica el machismo a ultranza, y Julia, una mujer de 45 años, que pese a su formación en distintas disciplinas vaga entre un trabajo precario y otro, hasta que le ofrecen cuidar a Virtudes, en quien encontrará más de un desafío y las respuestas a muchas de las preguntas que se hacía, tras la muerte de su padre, un aborto y la pérdida del rastro de su madre. Ambas voces monologan en un diálogo interior, bajo la impronta realista, un capítulo cada una, hasta que al final sus voces se juntan. Así, el lector conoce, a la par de los personajes, los secretos que guardan, las impresiones y juicios de cada una respecto de la otra y respecto de temas centrales para la defensa de género: la denuncia del maltrato físico y psicológico, el embarazo adolescente, el aborto, la influencia negativa de las costumbres patriarcales que aún subsisten en Europa y América, el sometimiento, la xenofobia hacia los inmigrantes y la condena al silencio.
Desde el arte de tapa, a la autocorrección o la foto de contratapa realizada por su hermana, se han sumado cientos para que Toda la gente errante sea posible. En sintonía con este tipo de publicaciones, Darriba elogia al argentino Hernán Casciari y su proyecto editorial Orsai, y adelanta que la novela será colgada en Amazon.com, donde “muchos pueden bajarla por poco dinero y veremos hasta dónde irá y, como dijo Liliana Mizrahi, quien no pudo estar en la presentación pero envió unas palabras: “Es una flecha que lanzás al mundo y no sabés a dónde puede llegar”.
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