El Congreso de la Nación aprobó el Banco Genético de Huellas de Condenados por Delitos contra la Integridad Sexual. La mayor impulsora es Isabel Yaconis, mamá de Lucila Yaconis, asesinada en el 2003, a los 16 años, después de un intento de violación en Núñez. Hay quienes replican que esta norma no va a resolver el problema. Ella afirma a Las/12: “Jamás discutiría la posibilidad de terminar con las violaciones. De esto no se trata. Sí, de contar con una herramienta eficaz que pueda agilizar la investigación de uno o varios delitos sexuales”.

Yaconis también defiende la nueva legislación: “Cuando no se cuenta con estadísticas de ministerios oficiales y la única fuente que se puede consultar es la de los servicios penitenciarios, alguien podrá argumentar, en contra del banco, que éstos arrojan una tasa baja de reincidencia. ¿Saben los que lo han cuestionado que la mayoría de los casos de violaciones que se producen en la calle o, en su defecto, dentro de alguna propiedad donde se llega con intención de robo, probablemente si se encuentra a su moradora ésta podría ser la víctima del mismo delito?”.

Y hace hincapié en la idea de sumar una nuevas herramienta: “No podemos desaprovechar que vivimos en la era de la tecnología. Por eso, su uso en el mundo, que data desde la década del 80, con buenos fines, resulta importantísimo para no quedar afuera de los adelantos que ella nos provee. El Estado argentino ha invertido buen dinero en laboratorios que serán los encargados de realizar los ADN dentro de seis provincias. De ahí se podrá sacar la información cuando se trate de un mismo atacante presente en distintos hechos, en esos casos de podrá ver cómo se mueven y sus ‘modus operandi’. Algo que servirá para poner en alerta dónde se los podría atrapar”.