“De la fotografía al cine (o cómo filmar una película con una cámara digital)” era el título del seminario de Raúl Perrone, quien había estrenado hacía poco La Navidad de Ofelia y Galván (2007), un largometraje realizado con la función video de una cámara de fotos. La muestra que al final hicieron los participantes inspiró la idea de un festival que tuvo su primera edición en 2010.

Tablets, celulares que filman en HD o 3D, ipods, webcams, conviven con la película fílmica, conformando un panorama de trabajos cada vez más difícil de catalogar. Los límites del cine se desbordan con las muchas maneras en que alguien puede hoy hacer una película. El Rojas Fest, llamado en sus primeras ediciones el SCDF/Rojas, propone un ámbito donde reunir y exhibir una producción que haga comprobable, incluso discutible, este concepto, en un festival inédito en el país y el mundo.

La intención clara es priorizar el hacer cine más allá de los formatos y por eso el festival incluye, esta vez, estos otros formatos, incluso aquel material híbrido que combine varios de ellos. Desde la edición anterior se convoca, además, a realizadores del exterior, duplicando la cantidad de trabajos recibidos en los primeros años: este año la muestra es el resultado de una selección hecha a partir de 450 películas provenientes de 25 países.

Podríamos ignorar todo lo que se refiere a formatos y tener en cuenta este festival como otro festival de cine, independiente y/o experimental, pero no es menor el asunto de los formatos cuando se relaciona tan directamente con los medios de producción y con lo que implica que una expresión llegue o no a manifestarse, según el acceso a esos medios. Por lo tanto, no se trata solamente del uso posible de la tecnología sino de ver cómo piensan en estos términos quienes mantienen una relación con el arte audiovisual con ese grado de libertad y urgencia que permiten herramientas más accesibles e inmediatas.

Por otra parte, teniendo en cuenta que estas realizaciones carecen de otro ámbito de exhibición, el festival ofrece el espacio para mostrar, para ver y enterarse cómo es esta escena. Sería precipitado decir que el cine entero podría aprovechar la amplitud de formatos y manejar el mismo grado de libertad, pero seguramente de esta exploración y exposición, sin la demora que acarrean las dificultades de producción en el ámbito de la industria, surgen elementos artísticos y testimoniales que trascienden la experiencia cinematográfica. No sería ya entonces la cuestión de ser reconocidos como cine sino la de salirse de la categoría misma, para ampliarla, desafiarla o incluso ignorarla, lo que permite a su vez mantener vivo el ojo cinematográfico de hacedores y espectadores.

Integran además la muestra invitados especiales como Ernesto Baca estrenando Spectrum en la apertura (proyección y música en vivo), Ernesto Aguilar, estrenando Trapo Viejo, un largometraje en fílmico, en blanco y negro, que comenzó en 2001 y terminó el año pasado, y Macarena Cordiviola como curadora de la sección especial de cine experimental, La Pantalla Pintada.

Grilla completa en http://scdfrojasfest.wordpress.com o en la página del Rojas: http://www.rojas.uba.ar/programacion/cine_video.php

Presencia femenina en el Festival: Ojos que no ven, Natalia Mateo, España; Un hombre, una mujer y sus buenos días, Peri Azar, Argentina; Un lugar frío, Muriel Montini, Francia; Puntos, Patricia Gualpa, Argentina; Fragmento etéreo, Catalina Sosa, Argentina; Portfolio, Magalí Flaks, Argentina; Ulises, Sabrina Lugo y Daniel Calvo, Argentina; Las tardes del Ritz, Asunción Rodríguez, Argentina; La Casa, Paola Michaels, Arg.-Colombia; El manifiesto de lo invisible, Flor Juárez, Argentina; Huyendo del tiempo perdido, Cinthia Rajschmir, Argentina; Raíz, recreo, residencia, Adriana Casas, México; Sin título, Jessie Young, Uruguay; Velo, Luciana Damiani; Llueve Montevideo, Teresa Puppo, Uruguay; La furiosa risa de dos árboles enamorándose, Carolina Cappa, Argentina.