Una década atrás (años más, años menos), la fotógrafa norteamericana Stephanie Diani viajó a Helendale, California, y se topó con una circunstancia ineludible: el concurso mundial Miss Exotic, organizado por el Burlesque Hall of Fame. Con la curiosidad instalada, fue ingresar y que las plumas le volaran la peluca: en una pequeña casa tipo rancho, artistas de todas las edades se pavoneaban alrededor de una piscina al aire libre, incluido un manojo de bailarinas septuagenarias que, mientras se contoneaban con escueto vestuario y desbordaban confianza y sensualidad, firmaban autógrafos y se sacaban fotos con sus fans. Prendida por la situación y sus extraordinarias protagonistas, Diani (del ’71, que ha retratado a celebrities como Dustin Hoffman, David Lynch y Steve Carell para publicaciones como The New York Times y Der Spiegel) decidió tomar cartas en el asunto.

La baraja, sin embargo, la acomodó siete años más tarde, cuando finalmente rastreó a las Leyendas del Burlesque, como se conoce a estas “damas de cierta edad que actúan activamente y forman a jóvenes bailarinas”, y dio el puntapié inicial a un proyecto personal titulado Dames: The Legends of Burlesque. En él, retrató a estas señoras de 50, 60 y 70 pirulos que se prestaron a la cámara y aceptaron la única condición de la fotógrafa: que posaran con uno de sus trajes o accesorios favoritos. El resultado es una serie donde las identidades no sólo están atadas al rostro sino a un cuerpo, un cuerpo que, sin importar qué década ocupa, aún exuda intriga y misterio sexual. Como marcan algunas webs por lo largo y ancho, “las imágenes son una interesante exploración que manifiesta nuestra relación cultural con la juventud, y que hace que uno se pregunte a qué edad la sexualidad manifiesta comienza a incomodar”. Si estas mujeres tienen algo que decir al respecto, el mensaje llega alto y claro: nunca.