Vie 17.01.2014
las12

COSAS VEDERES

Tiempo de valientes

Pocos meses después de que Arabia Saudita diera, por primera vez en su historia, licencia para ejercer como abogadas a cuatro mujeres, hoy ellas abren la primera firma estrictamente femenina.

› Por Guadalupe Treibel

De más está decir: Arabia Saudita no es para nada amigable respecto de los derechos de señoras y señoritas. Alcanza con recordar la fresca noticia del pasado 26 de octubre, cuando cientos de mujeres se manifestaron contra la prohibición que les impide conducir automóviles e, insumisión mediante, se pusieron tras el volante –gesto que podría haberles significado multas o, incluso, la cárcel–. “Es el único país del mundo con semejante anacronismo”, definía el diario español El País en aquel entonces, tras hacerse eco de las barbaridades dichas por el jeque, jurista y asesor del gobierno Salé Al Lohaidan, cuyas palabras se volvieron virales por el nivel de sonsera: “Si una mujer maneja un coche sin que sea absolutamente necesario podría sufrir impactos psicológicos negativos. Estudios médicos fisiológicos y funcionales demuestran que manejar afecta automáticamente a los ovarios y presiona la pelvis hacia arriba”. Teniendo en cuenta que recién en 2011 el rey Abdullah anunció que, a partir de 2015, las sauditas podrán votar, y que la homosexualidad es castigada con la muerte, el ensañamiento encuadra con el contexto a la perfección. Demasiada “coherencia”, lamentablemente.

Sin embargo, en los últimos días ha aparecido una luz al final del oscurantista túnel al hacerse pública una novedad que, aunque de apariencia menor, tiene un peso insoslayable. Y es que cuatro mujeres han abierto el primer despacho de abogadas exclusivamente femenino de Arabia Saudita y, portafolio en mano, jihad sobre las curvas, ya se las ve accionando con hermandad de género y fabulosas intenciones. Nuevamente: en una monarquía arábiga donde las muchachas no pueden salir solas de su casa o usar transporte público sin la autorización del marido –o un familiar–, el hecho es lisa y llanamente revolucionario. Pero, antes del papel picado, un poquito de cronología...

Tras un año y medio de tire y afloje, hace apenas tres meses las mujeres abogadas –recibidas, con título, pero siempre limitadas a cargos menores– tuvieron la buena nueva de que recibirían licencia para ejercer efectivamente (léase: abrir una firma, tener casos, presentarlos frente a los respectivos departamentos, proveer asistencia legal, entre otras cuestiones). Para llegar a esa instancia, necesitaban –eso sí– llenar ciertos requisitos, como experiencia previa comprobable y de tres años en instituciones acreditadas. Acto seguido, la primera abogada mujer de Arabia Saudita: Bayan Mahmoud al Zahran. (Segundo) acto seguido, otras tres ladies habilitadas para el ejercicio pleno. “Esta licencia nos permitirá ser reconocidas como abogadas practicantes en el registro”, ofrecía entonces la primera dama, chocha de contenta por tener la chance –¡enhorabuena!– de poner sus dotes al servicio de la ley.

Con todo, ni lenta ni perezosa, Al Zahran fue por más y, asociándose con el trío restante, armó un cuarteto para el infarto (de los sobrados misóginos saudíes) que acaba de abrir la primera firma legal exclusivamente femenina, dedicada a representar a mujeres y darles a sus derechos el sitio que merecen. “Las féminas han sido continuamente descuidadas por el sistema judicial de Arabia Saudita por numerosas razones, incluida el no ser tomadas en serio por los abogados hombres. Asuntos como conflictos de herencia, violencia doméstica, matrimonio o conducir automóviles son sencillamente desechados. Además, mientras más y más mujeres se unen a la fuerza de trabajo, el país todavía necesita ponerse al día en términos de apoyo jurídico para las trabajadoras”, ofreció el sitio web –especializado en género– Jezebel.

Ergo, Al Zahran sentará precedente en varios aspectos; uno de ellos: volcarse primeramente a las necesidades femeninas y luego ampliar el campo de acción a casos de varones. Siempre, dicho sea de paso, con el espíritu en alto: “Creo fervientemente que las abogadas podemos contribuir al sistema legal. Este despacho marcará un antes y un después en la Justicia del Reino. Estoy muy esperanzada y agradezco el apoyo que muchos me han dado para dar este paso histórico”.

Paso histórico para una gran historia que, en honor a los biopics o las inspiraciones ligeras, bien podría devenir en show televisivo. De modo que si alguien se topa con el maridito de Michelle Pfeiffer, David E. Kelley, guionista y productor de las iluminadas –y voladas– Boston Legal o Ally McBeal, que le cuente el cuento. Ya va siendo la hora de que el mister vuelva a cranear magnánimos personajes como la propia McBeal o el clan femenino –en las pieles de Lucy Liu, Portia de Rossi, Jane Krakowski– que hizo de las suyas y logró lo inesperado: una tapa en la revista Time en junio del ’98 que titulaba: “¿Está el feminismo muerto?”. Pues, no lo estaba entonces y no lo está ahora. Mientras haya señoras en las leyes –u otros oficios– dispuestas a proteger derechos o, según el caso, ampliarlos, la integridad de la causa seguirá intacta. Y ésa sí que es una idea que no necesita apelación. Lo único: ojalá pronto puedan ir manejando hasta el trabajo...

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