Vie 17.01.2014
las12

ALBúMINA

La imaginería de antes

› Por Guadalupe Treibel

En cierta ocasión, Virginia Woolf, declarada aficionada a la obra de Jane Austen, anotó las siguientes líneas: “Cualquier persona que tenga la osadía de escribir sobre ella es consciente de que, de todos los grandes escritores, es la autora más difícil de atrapar en pleno acto de grandeza”. Siendo la (humilde) favorita de todos, no es de extrañar entonces que, a pesar de los siglos de los siglos, JA siempre sea noticia. Alcanza con revisar unos pocos periódicos a lo largo y ancho para desayunarse de que, solo en las últimas semanas, se festejaron los 238 años de su nacimiento, el cementerio donde yace su familia en Tunbridge Wells fue azotado por una brava tormenta y una miniserie –Death comes to Pemberley– inspirada en los personajes de Orgullo y prejuicio hizo que Elizabeth y el señor Darcy se las vieran con los pormenores de un crimen. Además, se hizo público su testamento (y las 800 libras que dejó a su hermana Cassandra) y, desde febrero, un museo de Hampshire exhibirá por primera vez uno de sus anillos.

La más exquisita de las novedades acerca de la ingeniosa, irónica e icónica Jane es, sin embargo, un efecto colateral. Ocurre que el pasado mes, la prestigiosa British Library, con sede en Londres, publicó online y en forma gratuita un variado catálogo gráfico de documentos de los siglos XVII, XVIII y XIX; un despiole de rostros y escenarios vintage que, gracias al portal Flickr, están al alcance de cualquier usuario que desee descargar y, por qué no, manipular a su antojo (al fin y al cabo, han expirado los derechos de autor...). Y en ese feliz caos, el feliz hallazgo: 90 ilustraciones del siglo XIX de ediciones clásicas de las novelas de la querida Austen.

Así, es ahora posible ver cómo distintos artistas –algunos contemporáneos a la propia autora– pensaron/retrataron a distintos personajes o escenas de Sensatez y sentimientos, Emma, Mansfield Park y Persuasión, entre otras magníficas piezas. Y volver al punto cero, cuando los Colin Firth, Keera Knightley o Kate Winslet no dictaban la pauta estética sobre cómo debían lucir los Darcy o Marianne Dashwood de aquel entonces. Porque, a saber: no todo es adaptación de tevé o cine en la vida. También están los dibujos –como aquellos que hiciera el irlandés Hugh Thomson o el ilustrador Charles E. Brock por el 1800–. Espléndidas monadas para barajar y dar de vuelta.

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