Vie 07.03.2014
las12

EL MEGáFONO

Prevenir la violencia de género en adolescentes

› Por Norberto Garrote *

En la Argentina, año tras año se incrementa el embarazo adolescente. En el año 2011, nacieron por día, en promedio, nueve bebés hijos de madres-niñas, es decir, con una edad menor a los 15 años de edad, según datos de Unicef.

La mayor ocurrencia de estos embarazos se produjo en zonas del país marcadas por la pobreza, la falta de educación y elevadas tasas de mortalidad infantil. El embarazo adolescente facilita el abandono escolar y dificulta el logro del empleo. Las parejas son muy inestables y la discriminación de la embarazada por su grupo de pertenencia es frecuente. La madre adolescente suele tener mayor número de hijos, con intervalos cortos entre ellos. Las relaciones familiares con los padres y pareja tienen una tendencia a la tensión y al estrés.

La madre, sin completar las etapas de su desarrollo, debe hacerse cargo de la crianza de otro niño con exigencias y cuidados especiales. En no pocas ocasiones el embarazo es accidental, con miras a resolver otros conflictos familiares. La corta edad de la madre al tener su primer hijo es un factor de alto riesgo para que ocurra maltrato y abandono infantil. Por todas estas características debemos asumir el embarazo adolescente como de riesgo psicosocial.

Pero asimismo el hijo tiene mayor riesgo de bajo peso al nacer, muerte fetal, mortalidad prenatal y nacimientos prematuros por cuidados y nutrición inadecuados en la madre.

Es importante concebir a los adolescentes como sujetos de derecho y consecuentemente respetar y garantizar el buen trato. Para tal fin, es importante desarrollar en el ámbito de la escuela programas de prevención de la violencia de género en parejas adolescentes, tal como se llevan a cabo en España, identificando las situaciones de violencia de género en las relaciones de parejas jóvenes. Asimismo, deben asumirse actitudes de tolerancia cero ante la violencia de género. De tal manera se podrá adecuar el ajuste comportamental en las relaciones de pareja.

A los fines de complementar la formación es imprescindible poner en práctica programas de prevención del embarazo adolescente en los que se contemplen la educación sexual, los aspectos biopsicosociales de la sexualidad adolescente, los riesgos del embarazo en la adolescencia, las repercusiones del embarazo no planeado, la anticoncepción y la elaboración de estrategias para la prevención de embarazos no planeados.

Mientras que el sector salud debe asumir programas de prevención precoz de los problemas del embarazo adolescente poniendo el acento en el control prenatal eficiente y neonatal adecuado, fomentando el apego desde el embarazo y durante el primer año de vida. Se educará para la crianza de los hijos, para prevenir el segundo embarazo, y se estimularán proyectos de vida. De tal manera, estaremos contemplando el lema del 2014 “Igualdad para las mujeres: progreso para todos”.

* Director del Hospital de Niños Pedro de Elizalde y de la especialización en Violencia Familiar de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA).

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