Vie 09.05.2014
las12

MONDO FISHION

Romántica y casual

› Por Victoria Lescano

Vestida con una blusa blanca de estilo vintage, jeans y unos zapatos que, según cuenta ese día, tomó prestado del placard de su hija de 13 años, la diseñadora Vero Alfie (graduada en Diseño de Vestuario y Escenografía en la Universidad del Salvador, con posteriores especializaciones en moda en Nueva York y el paso por los departamentos de producto de firmas de la industria local) sitúa los orígenes de su gusto por la moda en la infancia transcurrida en el contexto de una familia dedicada a la industria textil. La fachada del local situado en la calle Armenia 1600, en Palermo, hace tres años que reproduce su nombre propio en letra cursiva (durante una década compartió el espacio con dos socias diseñadoras con el nombre de Tienda Tres). La apuesta actual de Alfie conjuga interiores de ladrillos a la vista pintados de blanco, percheros de hierro que lucen antiguos, así como también exhibidores azulinos y blancos. Los estantes muestran tanto sus modelos de carteras y de zapatos como cuencos con gramíneas y una selección de joyas contenidas en frascos afines a la pastelería francesa. Articulados en dos sectores, iluminados por arañas esculpidas con alambre, el recorrido por su colección se inicia con vestidos de noche con pedrería e inspiración años ’30, y continúa con vestidos y blusas cuyos bordados remiten a mantones de manila ready to wear. Las piezas de su colección para el invierno 2014, apodada Love on the road, combina el suéter Lenny, orgulloso de sus guardas, la profusión de hilachas de lana en tonos contrastantes y en señal grunge, abrigando un corto vestido en animal print cuyos trazos son inusuales –tienen el tamaño de pétalos de algunas flores maximalistas afines al romanticismo que predica la diseñadora–. En su lookbook de temporada –con fotografías de Candelaria Gil y estilismo de Nicole Segal– asoma el vestido Zepelín muy largo con ensambles de calados y bordados que emulan las mantelerías de puestos de San Telmo, que la diseñadora confiesa frecuentar desde su infancia. Sentada en uno de los silloncitos mullidos con almohadones en punto cruz, que componen el lounge contiguo a los probadores recubiertos por telas a rayas naranjas y blancas, Alfie traza los indicadores de su estilo: “Es femenino, es romántico y casual: considero que no tiene los condicionamientos de la edad ni de las temporadas. Quien observa mis prendas nunca podrá decir que es ropa del año pasado, porque si bien yo investigo en tendencias, no sigo las tendencias a rajatabla”.

Los visos con pedrería y bordados artesanales representan un indicador de tu estilo. ¿Cuál es tu mirada sobre la ropa de noche?

–La ropa para noche es una de mis especialidades, la califico como ropa para noche de perchero, y es muy diferente de las prendas realizadas a medida. Considero que es un punto fuerte entre las consumidoras de la marca, de ahí que desde hace un tiempo implementamos una documentación y servicio para las clientas, para evitar que los vestidos se repitan en una fiesta (tomamos notas de qué vestidos se llevan y para qué ocasión).

¿Cómo explicás los distintos tramos de tu recorrido por la moda, del vestuario a la especialización en producto, hasta llegar a la firma propia?

–Mi papá era textil, hacía telas de algodón y tenía una fábrica en San Martín. Cuando me decidí a la moda aún no estaba la carrera de Indumentaria, entonces estudié Escenografía y Vestuario, una carrera que ahora tiene su maestría y que no es tan conocida. Me presenté en un concurso Alpargatas con variables del traje de noche en jean y resulté finalista. Como premio empecé a trabajar en esa firma junto al diseñador Guillermo Mendoza. En 1992, Yagmourián me llamó para trabajar en su firma, Yagmour. Estuve allí unos años y luego completé mi formación en moda en el FIT de Nueva York. Al regreso, entre 1997 y 2000, trabajé para la firma Vitamina. Como consecuencia de mi formación en producto, tengo una gran producción de remeras y de camisas que se venden al por mayor en todas las provincias, así como también tenemos muy buenos clientes en pequeñas localidades.

La impronta artesanal de tus suéteres cautivó a compradoras de la tienda americana Anthropologie. ¿Cómo definís tu interés por el sello artesanal y los artesanatos?

–La razón social de mi empresa se llama Crafty, en alusión a los oficios. Considero que si mi colección pudiera estar en veinte shoppings, nunca va a lucir como si fuera producida en masa, siempre hay algún detalle a mano que la diferencia. Me interesa y me desvela encontrar más mano de obra dedicada a los oficios, ya sea recuperar las randas de Tucumán (dícese de una variedad de encaje); también me preocupa que permanezcan pocos sastres. Hace un tiempo creí que ya no había bordadoras y tuve la suerte de dar con expertas locales que fueron quienes desarrollaron buena parte de mi última colección de noche. Las compradoras de Anthropologie visitaron mi tienda y me compran hace dos temporadas. En su página online comercializan tanto un cárdigan y un suéter tejidos a mano como un vestido de noche con bordados. Mi próximo objetivo es trabajar una línea de ropa con las mujeres de Red Puna.

¿Cómo es el proceso para cada colección?

–Empezamos ocho meses antes, primero hacemos una bajada de las tendencias y también un análisis del mercado, algunas veces mis asistentes miran entre tiendas de la galería Promenade o viajan a Río de Janeiro, pero siempre miran blogs para confeccionar boards temáticos. Hacemos un análisis de lo que nos faltó en la temporada anterior y también de lo que más se vendió, no dudamos en repetir modelos que gusten a las clientas, de modo tal que el vestido Rosie, con plisados, falda larga y volados en el escote, se reformula desde hace algunas temporadas y se reedita en otros materiales y colores.

¿Cuál será el eje rector de Visiones fashion trend seminar, el ciclo de análisis de tendencias que desde 2003 realizás junto a Soledad Oeffenheld?

–La próxima edición será el 15 de mayo y, así como veníamos hablando de los consumidores que se guiarían por los descuentos, ahora vamos a hablar de los nuevos consumidores y sus comportamientos para 2015. La novedad es que van a estar muy atentos a la ética en los negocios y la cadena de producción de la moda: consideramos que la gente quiere saber quién está detrás de las firmas. Si acaso el dueño carece de una conducta intachable, la gente ya no le va comprar a esa firma o diseñador. Por otro lado, las tiendas van a estar cada vez más cruzadas con el arte, la cultura y la moda, muchas firmas van a esponsorear películas y obras de teatro, los fenómenos artísticos estarán más vinculados con la escena de la moda, hasta es posible que surjan bares y cafés con los nombres de los diseñadores.

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