“Así como los paisajes muestran bellezas diferentes según la época del año, la percepción de nuestra imagen también cambia. El espejo se modifica en los meses invernales, el cuerpo pierde definición bajo las prendas holgadas, con géneros abrigados que disimulan las líneas del cuerpo. En esta época, las publicidades dejan de hostigar con cuerpos imposibles de alcanzar de mujeres perfectas, sin celulitis y con la piel dorada. Es el momento donde nos concentramos en nuestro rostro, resaltar la piel, los labios, la mirada”, enmarca Paula Schaievitch, licenciada en Química y directora de Icono-Cosmética.

Paula es una de las emprendedoras argentinas que llevan adelante la producción nacional de nuevos cosméticos, cremas y hasta la combinación del vino y el champagne con texturas para el relax. Ella enmarca la idea de una belleza posible, que no esclavice sino que se disfrute. Y propone usar el frío como un espacio sin vidrieras para el cuerpo, pero sí para renovar el propio contacto: “Estimular la exfoliación para lograr una renovación epitelial es un recurso válido para épocas donde no hay gran exposición al sol. La higiene con geles de limpieza, exfoliantes, máscaras arcillosas, logran afinar la capa córnea de la piel y promover su regeneración. Para el uso domiciliario se puede optar por cremas con alfahidroxiácidos, ácido glicólico o retinol. El cuidado de los labios es fundamental, ya que por su naturaleza suelen secarse o lastimarse. Hay ungüentos con manteca de karité o de cacao que resguardan la apariencia. En algunas fórmulas se fortalece con mentol o alcanfor, que dan un efecto de volumen y evitan la proliferación de microorganismos. Pensamos que la inversión en productos puede ser elevada, pero el secreto está en la cantidad aplicada. No es necesario gastar mucha cantidad, basta con unos pocos gramos en cada zona”. Y concluye: “La belleza es una actitud”.