Vie 05.09.2014
las12

ENTREVISTA

Comer, besar, criar

El pediatra español Carlos González estuvo en nuestro país y habló del aislamiento de la crianza actual y de cómo combatir esa rara costumbre de educar a puertas cerradas cuando el instinto y la razón marcan hacerlo en tribu y manada. El autor de Bésame mucho y Mi niño no me come profundiza en la mejor forma de poner límites, siempre con amor, besos y abrazos; y le sigue poniendo fichas a la crianza con apego, el colecho y la teta a demanda, viendo el mundo desde los zapatos de quienes, según él, nadie lo ve: lxs niñxs.

› Por Flor Monfort

Está rodeado de fans porque las tiene de a montones, y lo que la mayoría de ellas sabe es que si hay algo que a Carlos González le pone los pelos de punta es el método Estivill, más conocido como Duérmete niño. ¿Quién puede dormirse en paz encerradx en un cuarto oscuro, con la puerta cerrada y los brazos de mamá a kilómetros de distancia? Basta ponerse en el lugar de una humanidad recién estrenada para entender el sufrimiento y empezar a contar de cero las horas que se duermen porque “vamos, tener un hijx es una responsabilidad, claro que te va a cambiar la vida”, dice con una sonrisa de médico que intenta calmar las ojeras de una cronista que también se queja del sueño cortado. Pero sobre dejar llorar como sistema y regla desprende su larga teoría sobre la crianza con apego, o esa manera de encarar la crianza con brazos, mimos, dormir pegadxs y hasta que sea necesario. Poner límites con palabras y explicar con paciencia aunque parezca que del otro lado un cri cri se repite en loop del infierno. Y lo sabe porque tiene tres hijos que se criaron con un papá en casa y una mamá afuera, trabajando. De sus visitas anteriores a nuestro país rescata los nuevos espacios de contención para madres y padres aislados de ese sistema tan ancestral como perfecto para criar, la tribu, y pregunta cómo es en Argentina. “En España está la Liga de la Leche. Hay gente que está muy en tribu también en grupos de lactancia, grupos de pediatría, gente que se junta en Internet y después se reúne. Hay una cosa que se llama ludoteca, que no es una guardería porque es para que vayan los padres y madres con los niños y jueguen juntos. Quien quiere algo así hoy lo encuentra. Las bibliotecas públicas suelen hacer la hora del cuento, entonces ahí están los niños de dos o tres añitos y después van a la plaza. Pero es cierto que también hay un montón de madres muy aisladas. Nuestras bisabuelas salían a la calle con sus sillas y se sentaban a charlar mientras pelaban guisantes o la tarea doméstica que se pudiera hacer en la calle y compartían... bueno, ahora se encuentra muchísima gente muchísimas horas sola. Hay una expresión nuestra que dice ‘se me cae la casa encima’ y entiendo que les pasa a miles, la angustia ésa de estar encerrado con una persona que llora mucho pero que no habla, con la que no puedes comunicarte. Y las parejas desaparecidas en combate haciendo horas extra para pasar el momento económico.”

¿Por qué no tenemos varones quejándose de la soledad de la crianza?

–Es muy complejo y no quiero decir tonterías. A mí personalmente me cuesta mucho distinguir lo que es biológico de lo que es cultural. Yo fui criado en una época feminista, con lo cual yo llegué a la vida adulta con la convicción de que hombres y mujeres éramos iguales y si había alguna diferencia era por cómo habíamos sido criados, pero con la experiencia he notado (y no digo que así sea, no tengo ninguna prueba de ello) que las niñas se interesan más por el cuidado de un modo natural que los varones. No es ni peor ni mejor, es diferente. Pero también es cierto que los varones fueron educados para la vida pública y las mujeres para la doméstica, y al parecer eso todavía tiene su estancamiento. Ahora que tenemos cultura es más difícil de ver, pero hace un millón de años no teníamos nada de eso, y las mujeres cuidaban a los niños y no se lo habían dicho los curas ni las monjas ni el Estado.

Pero los habían parido y los hombres se lo dijeron: “Quedate con el bebé que yo me voy a cazar”. Hay mil formas de imaginar cómo se estancó esa premisa.

–Si ellas no hubieran cuidado a sus hijos no estaríamos aquí. En las épocas más machistas, el padre tal vez no cambiaba pañales, pero tenía que ir a trabajar para mantener la casa y un hombre no podia ir al bar y decir “Abandoné a mi esposa y mis hijos”. Tenemos que admitir que aunque las tareas se repartan de otra manera, los hombres han hecho cosas y se han ocupado de la defensa de sus hijos. En las épocas más machistas los hombres han tenido menos influencia en la educación de sus hijos de manera que a los niños los han educado mujeres, en todo caso mujeres machistas.

Porque las mujeres también reproducen el modelo machista...

–Claro, pero los varones se han visto pillados en un cambio de norma que resulta que lo que su propia madre les dijo que tenían que hacer ahora está mal. Es muy difícil ese cambio de paradigma, y creo yo que tiene inconvenientes.

¿Cuáles?

–En España hay cada vez más divorcios, y la custodia compartida tiene muchos problemas. Hasta ahora lo más habitual era estar con papá un fin de semana cada quince días, y quince días de vacaciones, lo cual ya era terrible porque a niños con un año se los llevaba un padre durante dos semanas y después había que pagar la terapia por los daños ocasionados en esos niños. Para un niño de ocho años, vale, pero ¿para uno de un año? Hace poco conocí un caso en el que el juez dijo “quince días con cada uno”, pero durante todo el año. Pa’matarlo. Antes los padres al menos se largaban y no molestaban, entonces los niños al menos tenían madre. Pero ¿ahora? Siempre que viene una madre a consultarme porque va a volver a trabajar y está dando el pecho yo le explico que puede sacarse leche, dejarla en la nevera, etc. Pero también le tengo que decir la pura verdad: eso no es más que un parche. Creo que sin darnos cuenta hemos convertido la convivencia del trabajo y la lactancia en una cosa muy machista, porque si tienes que ir a trabajar, dejas la leche en la nevera, te vas y ya. Eso es decirle a la madre que el niño lo que necesita es su leche, y una vez que deje su leche se puede largar porque el niño va a estar bien. Y no es así: la madre es más importante que la leche.

Cierto, ¡pero la madre se tiene que ir a trabajar!

–Ok, pero es un parche. El niño necesita padres: necesita padre y madre, por más mal visto que esté decir esto.

¿O madre y madre? ¿O padre y padre?

–Sí. A mí me preocupan los divorcios y los efectos traumáticos para los niños, incluso un buen divorcio es traumático, también para un adolescente. Es complicado y lo digo desde el punto de vista de los niños, no hago ningún juicio. Volviendo a las nuevas familias, hace un tiempo me pasó lo siguiente: le pregunté a la madre de una mujer que estaba en pareja con otra mujer y que tenían un niño, le pregunté qué pensaba de cómo estaban criando al niño y qué le preocupaba de que fueran dos madres, y ella me dijo que lo único que le importaba era que el niño no se acababa la verdura. Entonces pensé “ya está, esto ya está integrado”. Ahora, que en países como el nuestro la licencia por maternidad sea de tan pocos meses, es un verdadero problema ...

Entonces más que cultura versus biología, gran parte de la falla está en la falta de acompañamiento del Estado.

–Bueno, sí. En España son cuatro meses de licencia y ya. Fijate: edad de jubilación en Suecia y en España: 65 años. Vacaciones anuales: 30 días en ambos países. ¿Cómo es que en el permiso de maternidad no hemos conseguido ni la quinta parte que Suecia? Se puede hacer una huelga si no suben los salarios, pero no para pedir un permiso de maternidad. Yo diría que en nuestra sociedad a los varones les importa poco el tema y las mujeres se han hecho creer que el tema no les importa porque parece machista querer quedarte cuidando a tu hijo. Entonces, con tal de querer parecer muy progre, nadie se queja a gran escala. Las madres me lo dicen, se van llorando a los cuatro meses. Y es un derecho de las madres quedarse con sus hijos, sólo que hasta que no les pasa, no se han detenido a pensarlo. Cuando yo hablo de esto con las mujeres, de la posibilidad de quedarse en casa aun sin cobrar el sueldo, lo ven de manera errónea: no hay que verlo como un ingreso que no entra sino como un gasto que se debe hacer, de emergencia. Por ejemplo: para una persona que gana mil pesos por mes, quedarse en casa le cuesta mil pesos, y una que gana cien mil ... tendrá ahorros como para quedarse en casa.

¿Y cómo hace la madre que no puede prescindir de esos mil?

–Para eso están los papás, en tal caso. O la otra mamá. Para la crianza se necesita de un equipo, y la manutención no puede ser un tema tabú: hay que planificar. Hay una cosa que sólo dicen las mujeres, que es que te realizas trabajando. Pero la gente sigue comprando billetes de lotería porque sueñan con ganar 50 millones y no trabajar nunca más. Es verdad que hay trabajos geniales, pero muy poca gente tiene trabajos así: ¿cuántos obreros, cuántos taxistas te van a decir que se realizan trabajando?

Yo creo que es maravilloso realizarse en el trabajo, pero si decides tener hijos, tienes un compromiso. No es obligatorio tener hijos pero si los tienes, bueno, hay una serie de cosas que esa decisión conlleva.

Ese es otro tema: hay un silencio muy grande alrededor de las cosas que traen aparejadas la maternidad y paternidad.

–Puede ser. Hay una serie de engaños, sobre que los niños van a dormir, van a comer, van a ser buenos, etc. Los niños lloran, protestan, no duermen y tienen una personalidad. Ahora hay muchos psicólogos infantiles, y también es porque los padres están angustiados ya que les ha salido un niño normal pero no se lo esperaban.

¿Qué piensa de la vacunación?

–Es muy necesaria. En este momento hay una moda de no vacunar que está haciendo estragos. En España hay más casos de sarampión que en toda Sudamérica junta y eso es gracias a esta moda. Hemos tenido durante varios años en España sólo diez casos de sarampión al año, ahora andamos por los 3 mil. Es poca gente la que sigue esta moda, pero genera una bolsa de niños no vacunados que son un peligro. Es muy triste ver cómo se engaña a la gente. En España es muy frecuente escuchar que en Japón no vacunan hasta los dos años. Cinco segundos en Internet y te das cuenta de que es mentira, pero bueno, aquello se ha extendido.

¿Y las pruebas sobre el autismo? ¿Y los casos de respuestas negativas con la vacuna contra el papiloma?

–La relación con el autismo es falsa y los efectos secundarios los tienen todos los medicamentos. Están en el prospecto, nadie los oculta, ésa es la idea absurda. Efectos secundarios hay, pero son muy leves en comparación con los que pueden ocasionar las enfermedades. Los antivacunas los están exagerando, están inventando y lo del autismo está demostrado que no es por las vacunas.

En una conferencia Ud. decía que las madres primerizas se preocupaban mucho por el parto y poco por lo que viene después...

–Es lógico ocuparse mucho del parto, pero también es cierto que las embarazadas no quieren hablar de lactancia, les importa un pepino. Las parteras muchas veces me dicen que en los cursos preparto las embarazadas sólo están interesadas en el parto y no quieren ni escuchar hablar de cómo se baña un niño. Y el día después del parto hay que ocuparse de todo aquello. Lo cierto es que el parto es importante pero no tanto. A ver, hay de todo: el trauma del parto puede existir. Para mí, como pediatra, un parto traumático es el que al niño le falta oxigeno y queda atontado. Hay cosas que pueden ser traumáticas o desagradables pero aquello de “le va a provocar un trauma para toda la vida” es ridículo en éste y en cualquier otro campo. Ahora bien, si la madre quiere sentarse en el sillón de parto en vez de atada a una camilla, claro, yo también lo preferiría y tiene todo el derecho, ahora que el niño que nazca de una madre en camilla va a tener un trauma de por vida es falso.

Entonces ¿también se pueden reparar esas noches malas donde una dice cualquier cosa porque el bebé no se duerme?

–¡Claro! ¿Por qué cuando es “para toda la vida”, siempre tiene que ser lo malo? Jamás oigo cosas como “cuando mi hijo tenía año y medio le leí un cuento que le gustó tanto que ahora es artista” porque es igual de ridículo que pensar que porque una vez le echaste un grito se va a agarrar un trauma de por vida. Lo importante es la mayoría de las veces.

Y la cultura... todo lo que pasa que una no puede manejar.

–Es así. Está lo que haces tú y está todo lo que ese niño se va a encontrar en la vida y que no puedes manejar. Yo creo además que tenemos expectativas distintas: los padres que tratan a su hijo con cariño y respeto tienen grandes posibilidades de que ese niño se transforme en el tipo de adulto que ellos esperan. Pero ¿qué tipo de adulto esperas? Un noble de la Edad Media esperaba que su hijo fuera un buen guerrero, pero ¿hoy? Esperamos distintas cosas. Una pareja de mafiosos querrá que su hijo robe, y si son buenos padres lo van a conseguir, de manera que la crianza con apego funciona porque quieras lo que quieras, si lo hacés con amor y respeto, vas a conseguirlo. Con el sistema de poner al niño en guardería prontito, no tomarlo en brazos porque se acostumbra y demás, resulta que los fascistas tienen hijos comunistas y viceversa, porque se rebelan y te mandan a la mierda (risas).

Los libros de Carlos Gonzalez se consiguen en Maminia

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