“El aborto no te desembaraza. Te convierte en la madre de un niño muerto”, dice el dibujito de una mujer embarazada y sonrisa de felicidad que reparte instrucciones sobre otros cuerpos. Podría ser la interpretación de una alumna o alumno particular si no fuera que este material que compara a una chica que decide no ser madre antes de terminar el secundario con una asesina estuvo colgado en la III Muestra de Educación Sexual Integral (ESI) de las ciento cuatro escuelas medias de la Ciudad de Buenos Aires, realizada el 6 de noviembre pasado en la Escuela Manuel Belgrano. La fotografía de ese trabajo la tomó Alejandra Masgoret Cuéllar, docente de Biología y Educación para la Salud del colegio porteño Nº 2 Domingo F. Sarmiento y especialista en Educación Sexual Integral egresada del Joaquín V. González. Ella apunta: “No corresponde bajar línea respecto del aborto como lo muestra el dibujo, ya que la ley 26.150 sostiene que los objetivos del Programa Nacional de Educación Sexual Integral son: asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados”.

No se trata de la opinión personal de una docente sino de una confusión que no puede hacer escuela: educación sexual integral es solamente lo que está delimitado en los lineamientos curriculares del Ministerio de Educación de la Nación y no lo que cada quien crea –o los grupos antiderechos quieran– enseñar –o hacer pasar– como educación sexual.

De hecho, en los debates de la Ley de Educación Sexual Integral, 26.150, aprobada en el Congreso de la Nación y de la ley porteña 2110, aprobada en la Legislatura, en el 2006, en un primer momento la Iglesia y los sectores más conservadores se opusieron. Pero después cambiaron por una estrategia más eficaz –que parece desperezarse e intentar aplicarse ahora–, que fue decir que ellos también proponían educación sexual, pero con su mirada moral y religiosa. Por eso es importante llamar a las cosas por su nombre y que no confundan con gatos a las liebres.

“¿Qué marcas emocionales pueden quedar en una mujer que aborta?”, anotó en su carpeta Celeste, de 12 años, el 24 de abril de este año y se llevó a su casa una fotocopia ilustrada con una historieta –bastante antigua y difundida por años, por cierto– que graficaba la respuesta: “¿Cómo son asesinados los niños por sus propias mamás?”, con un bebito vivito, coleando y atravesado por una espada.

“Si las madres oyeran el grito de dolor de su bebito ninguna abortaría... ¿pero cuántas saben lo que es un aborto?”, asegura el folleto de la Sociedad Argentina de Etica y Moral Médica y Biológica que llegó a manos del curso de primer año de la Escuela Normal Superior Nº 2 Dardo Rocha, de La Plata, Buenos Aires (pública, gratuita y laica) a través de la profesora de Ciencias Naturales Natalia Gallardo.

La docente especializada en educación sexual Yalta Eskin analiza el material repartido en la escuela platense: “Se humaniza permanentemente al cigoto embrión y feto al que desde el principio se lo llama bebé y se le adjudican capacidades que no posee, como tener personalidad. Se hacen apreciaciones amorosas, como por ejemplo: “Qué lindo late su corazón”, para crear empatía. Se le adjudica la capacidad de escuchar y comprender el lenguaje verbal extrauterino en el que “conspiran en contra de su vida”. Y se utilizan términos como “asesinar, quemar, ahogar, para lograr un impacto de dramatismo”.

Celeste cuenta sus sensaciones: “Nos dieron una fotocopia que mostraba el desarrollo del bebé y las formas de asesinarlo. La miramos con mucha impresión-asco. La profesora nos pidió nuestra opinión y después nos dijo que es horrible matar a una criatura sin defensa”. La mamá de Celeste es Patricia Kavanagh, licenciada en Biología y docente. Ella denunció la irregularidad en la escuela en donde se labró un acta para dejar constancia de los contenidos atemorizantes ante niñas y niños y remarca: “Es perverso que una chica se quede embarazada y se quede aterrorizada con abortar. No creo que sea algo inocente, sino una actitud para intentar cooptar la educación sexual”.

La coordinadora del Programa de Educación Sexual Integral del Ministerio de Educación de la Nación, Mirta Marina, responde a Las/12 a partir de estos casos: “No promovemos en ningún caso la culpabilización de las adolescentes y jóvenes ni la circulación de mensajes estigmatizantes. La visión que siempre promovemos es la de los jóvenes como personas que tienen derechos. En el marco de ese respeto y de la asunción de la responsabilidad de promover el cuidado, se trabajan los temas de salud sexual y reproductiva”. En los lineamientos oficiales se dictamina que hay que hablar sobre aborto a partir del secundario y abordarlo como un problema ético, de salud pública, moral, social, cultural y jurídico.

Por otro lado, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito publicó una guía para docentes. “Buscamos problematizar y desnaturalizar las situaciones de embarazos de nuestrxs alumnxs a partir de hacernos ciertas preguntas como “¿toda niña embarazada es una futura madre?”, explica la docente, especialista en educación sexual y activista de la campaña Celeste Mac Dougall. Un desafío a que la posibilidad de aprender a cuidarse, a disfrutar y a decidir se cumpla para que las niñas y adolescentes sean más libres y no más demonizadas.

Más información
Programa Educación Sexual Integral (ESI) del Ministerio de Educación de la Nación:
Teléfono: 4129-1227
Email: [email protected]
Web: me.gov.ar/educacionsexual
Guía para docentes sobre el derecho al aborto de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito:
Email: [email protected]
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Web: issuu.com/docentesaborto es.scribd.com/DocentesAborto