Vie 19.12.2014
las12

VISTO Y LEíDO

A la guerra

Paz o amor, la obra reunida donde Marina Mariasch da batalla desde la trinchera de la poesía como resguardo de la verdad.

› Por Marina Yuszczuk

Falta poco para Navidad y las consignas empiezan a aparecer en todos lados: Paz y amor, Felicidad y Magia, Ilusiones y ofertas en 18 cuotas, mientras desde los afiches un Papá Noel de Coca- Cola nos invita a ser mejores personas. Tanta promo navideña y tanta lucecita made in China pueden encandilar por un instante, pero seguimos sabiendo como sabemos todo el año que “Paz y amor” no significa nada: la paz como fin de la guerra es una idea que ni siquiera pueden suscribir los niños, siempre inmersos en alguna batalla. La opción de Marina Mariasch reemplaza el aditivo “y” por el “o” y en esa letra de diferencia reordena el lenguaje y el mundo alrededor de una verdad: no hay suma, no hay totalidad, no hay un solo lenguaje que pueda alojar en su interior toda la experiencia de un sujeto a menos que esa experiencia resulte totalmente falseada. Como si la poesía fuera el único lugar adonde puede asomarse la verdad, los poemas reunidos de Mariasch se llaman Paz o amor y anuncian desde el cartel del título que una está entrando a una escritura donde la conciliación se reemplaza por la guerra.

Y una operación sostenida de Mariasch, si se repasan desde el principio los seis libros que componen estos poemas reunidos (y ellos son Paz o amor, 2014, El zigzag de las instituciones, 2009, Tigre y león, 2005, Té verde, 2005, XXX, 2001, Coming Attractions, 1997), fue siempre la de señalar lo violento que anida en el corazón de las cosas más superficialmente mullidas y pomposas, como en ese poema sobre una muñeca llamada Paraíso que da nombre a Coming Attractions y descubre escorpiones y tijeras entre las tazas y la ropa de blanco de la casita de Paraíso. Ese librito del ‘97 que cargó con todo un imaginario donde a la chica se la confunde con la nena y a la nena con la muñequita dulce –y de paso inauguró preguntas que siguen abiertas en el libro más reciente de Mariasch, como la de la relación enrarecida entre la sinceridad y el artificio, o sobre las posibilidades de un sujeto para armarse con lenguajes prestados– representó también el gesto lleno de coraje de no resolver el problema tratando de escribir como un hombre: una chica que detesta oír hablar a las chicas (lo dice en XXX) puede también tirarse de cabeza en el imaginario impuesto o heredado como la Alicia de Carroll y salir de ese Wonderland que es Coming Attractions lo suficientemente entrenada como para, en XXX, pasar a otra cosa. Y decir por ejemplo, haciendo de una canción apropiada de Los Beatles una revelación inesperada sobre la situación económicamente dependiente de la mujer, que está en la base de toda dependencia: “Vos nunca me das/ la plata. Sólo me das/ esos papeles tontos/ y en el momento de las negociaciones/ te quebrás”.

Pero para dar cuenta de esas experiencias y de las que vendrían (lxs hijxs, el divorcio, trabajar para mantener a esxs hijxs, la experiencia de leer y de hablar con otros, ir al kiosco, caminar por la calle, ver películas) Mariasch tuvo que desarrollar, no un estilo sino algo mucho menos estable y homogéneo, menos mítico: una sintaxis que permita pasar de un orden del lenguaje al otro, si es necesario en el mismo verso, hasta hacerse capaz de alojar la voz de una mina que trabaja (“Hago todo por plata, lo que sea/ por plata, me rompo el lomo, no tengo/ resto, así que dale, tratame bien”), de una mamá enamorada de lxs hijxs o de un montón de chicas que conversan fascinadas sobre un robo donde a una le tiraron caca. Entre la suavidad y la agresión, entre lo que los otros dicen y lo que una piensa y lo que todo el mundo dice por todas partes en un gran interminable murmullo, los poemas se arman siempre en esas grietas, en esos intersticios, territorios nuevos donde se cruza lo que en otra parte se quiere mantener separado. Y que no pertenecen del todo a la literatura, sino a esa nube de palabras –y frases y citas y letras enormes que brillan en pantallas y biografías contadas con estribillos de canciones pop– rabiosamente presente en la que estamos inmersos, y está Mariasch también, dando batalla.

Marina Mariasch
Paz o amor
Blatt & Ríos

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