ALBúMINA
› Por Guadalupe Treibel
El escondite o guarida de Rowan Hansen está a la vista de todxs: la casa donde reside con sus padres en Illinois, Estados Unidos. Después de todo, la purreta sólo tiene 11 años y, aunque muchos la consideren una heroína, necesita hacer base para cursar quinto grado en su escuela local. Empero, no son poderes alienígenas, chiches de guerra, un mayordomo Alfred o piñas a lo Hit Girl los que le han valido la etiqueta de todopoderosa. Si de la noche a la mañana (o, más bien, de enero a la fecha), R. H. se ha convertido en admirable figura es porque ha prestado su voz de niñata a una causa injusta: la falta de superheroínas en las historietas. Y, por fortuna, su voz está haciendo olas. A saber: el pasado mes, la peque escribió una carta a la editorial de sus mil amores: DC Comics –hacedora de justicieros de la talla de Superman, Batman, Linterna Verde, la Mujer Maravilla, etcétera–. Allí, desenfundando prolija letra y sentida indignación, se indignaba por la poquísima representación femenina en este universo ilustrado –y los correspondientes fílmico, televisivo, de juguetes–, y solícitamente concluía: “Por favor, hagan algo. Las chicas también leemos comics, y nos importa”. Antes, claro, esbozaba argumentos que no admitían discusión: “Marvel ha hecho una película sobre un árbol que habla y un mapache, y ustedes ni siquiera han hecho una cinta con la Mujer Maravilla”.
Cuestión que, amén de la viralidad que adquirió el pedido, DC Comics tuvo que levantar el guante y aseguró que intentaría equilibrar la balanza lo antes posible. También le envió a Hansen una ilustración-obsequio donde la convertía en superheroína, con capa, lentes y capacidad voladora. Gesto que hubiera acallado a cualquier devota, presa de la emoción, pero que a Rowan superpoderosa apenas si le robó un “muy lindo, muchas gracias, pero ¿para cuándo más mujeres?”. “No quiero que la gente piense que porque me han respondido esto se ha acabado. Necesito que el cambio ocurra. Es muy importante para mí”, destacó la niña recientemente, al ser invitada a un programa de tevé para charlar sobre la deuda pendiente. Es más, redobló la apuesta dando sencillas –aunque elocuentes– razones; sin repetir y sin soplar: “No es que los personajes masculinos sean mejores que los femeninos, es sólo que son muchos más”; “Si Batman usa armadura, ¿por qué no lo hace la Mujer Maravilla? Entiendo que es medio invulnerable, pero sería agradable que no usase un traje de baño todo el tiempo”; “Si estás luchando contra la delincuencia, ¿por qué te disfrazarías con un disfraz rosa brillante? No parece muy práctico”. DC, tomá nota. Y Rowan: con vos, hasta el infinito y más allá.
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