VISTO Y LEíDO
Delicado y brutal conjunto de textos de narrativa poética, El mes raro, de Valeria Meiller, desmonta el imaginario rural con ficciones donde los sueños y la vigilia se entrecruzan.
Compuesto de veintinueve textos, El mes raro rinde un tributo anómalo al mes de febrero de los años bisiestos, con veintinueve días. En ese tiempo dilatado y pálido, seco y amenazado por plagas si transcurre en el Hemisferio Sur, o frío y de cielos encapotados, habitado por ciervos, si se desarrolla en el norte, Valeria Meiller (Azul, 1985) organiza un sucinto drama rural protagonizado, de manera simultánea, por niñxs, animales, flores, árboles y una pareja sin hijxs. “Corre un año en que todos los conejos del coto caen enfermos y eso los impresiona tanto que algunas noches sueñan con largas hileras de animales muertos y se despiertan para tocarse los brazos y saber que no llevan escopetas”, se lee al comienzo, en “Conejos” (irónicamente ilustrado con el dibujo de un zorro). La sensación de extrañeza, de mansa convivencia de los personajes con la vida y la muerte, la vigilia y el sueño, el pasado y el presente, se conjuga en las viñetas de Meiller mediante insólitos “actos de amor”: quitarles el cuero a los animales –como más tarde, a orillas del mar, vaciar a un pescado–, sacrificar crías enfermas en el bebedero de las vacas, apuntarle a una perdiz desde un vehículo en movimiento. “Cada detonación es un bálsamo.” La llegada de un visitante al campo, la muerte de una madre lejana, la existencia que se desarrolla dentro del marco de una pintura y una migración forzosa hacia el mar funcionan en El mes raro como avatares de un calendario de tonalidades afectivas: “La marea sube y las imágenes del verano se mezclan, porque de eso se trata la memoria, sucesión sin orden de entidades contempladas”.
Valeria Meiller es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Publicó El recreo en 2010 y es una de las autoras de Prueba de soledad en el paisaje (2012), un proyecto poético ideado por Arturo Carrera que el título del libro describe adecuadamente y del que participaron otros tres escritores. Es, además, editora del sello independiente Dakota, y trabaja como traductora, docente y crítica. El origen de El mes raro, que parece continuar el proyecto establecido por Carrera, sin embargo lo precede. “Alrededor de la mitad de los textos de El mes raro los escribí entre 2009 y 2010 –comenta la autora–. Al principio eran anotaciones de cosas que leía o veía y que si creía que hacían sentido guardaba en una carpeta. En ese momento todavía no estaba pensando en un libro, pero Manuel Barrios estaba organizando un festival de poesía en Uruguay e invitó a los poetas que participábamos a publicar en La Propia Cartonera. La idea me entusiasmó, así que armé un protolibro y se lo mandé. Después me arrepentí, el texto era aún muy heterogéneo y estaba muy abierto, pero no veía la forma de cambiar eso, así que me olvidé de él durante mucho tiempo.” En la actualidad trabaja en una serie de poemas largos que intentan construir una secuencia narrativa.
Meiller estuvo hace pocas semanas en Buenos Aires, donde dio un taller sobre formas breves: aguafuertes, crónicas, cuentos cortos, poemas, fragmentos autobiográficos. En su libro combina recursos de esos formatos y crea, por medio de una voz distante y a la vez cercana, una narrativa híbrida, enigmática, como en una de las cartografías imposibles que despliega: “A la izquierda del deber, en un desvío donde la imperturbabilidad cede, hay un campo en tierras encumbradas y los tallos de la imaginación altos, con las hojas inmensas”. Consultada sobre esa entonación donde las voces “se apilan como estratos geológicos”, donde la precisión y la incertidumbre conviven, responde: “Presiento que la literatura da cuenta cada vez más de zonas de contagio entre los géneros y los registros. Pero también que los formatos breves son escrituras que se prestan mejor a atravesar las fronteras entre lo narrativo y lo poético”. Esa hibridez ostenta otra dimensión en El mes raro: intercaladas al inicio o al final, entre un segmento y otro, las ilustraciones de pájaros, insectos y animales de Ari Jenik pueblan el libro de seres cuya delicadeza o ferocidad se abre como un brote.
El mes raro
Valeria Meiller
Dakota Editora
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