Si hay algo archisabido y archirremanido por todos los amiguetes/as lectores/as/us y admiradores de esta humilde y húmeda/líquida pedagoga, es que el matrimonio/concubinato/a/@/pareja/dupla/ es una tarea que necesita de la solidaridad, el desprendimiento y el advenimiento de terceros/ras/res/etos que mantengan la felicitud, la variedad y el gusto. Por otra parte, bellezas/ezos inconmensurables, las ventajas de una buena apertura a nuevos puntos de vista saltan a la ídem y hasta pueden hacerles saltar los ojos: en aquellos lugares recónditos donde las 4 manos no alcanzan, 6 hacen maravillas y ni hablemos de las tres lenguas de fuego que ya en tantas estampitas fueron objeto de culto, ni de la posibilidad infinita de acabar el rompecabezas de las zonas erógenas que tan incompleto queda siempre por falta de piezas.

Pero cuidado, no todo es soplar y hacer triángulos ni todos los triángulos tienen la misma punta. Por eso, acá va una selección especial para cada ocasión.

1. Triángulo equilátero: Nada recomendable para quienes buscan la variedad, pero es el camino obligado para todos aquellos que entran dos veces en el mismo agujero o caen equis cantidad de veces en la misma trampa. La consigna es buscar más de lo mismo. Onanistas y ególatras encuentran en este triángulo no sólo un espéculo sino una especie de carrera de postas: cuando se cansa uno/na, sigue el/la otro/re/ra uno/... y cuando parece que acaba, es el comienzo. Alerta: ¡cuidado con los espejos, de tanto empujar pueden romperse y ocasionar heridas!

2. Triunvirato patriótico: Ideal para la semana entrante y para acompañar con chocolate patrio o para sacarse el queso saavedra que más de uno tiene guardado desde la época de la colonia. El triángulo en cuestión se puede encontrar muy fácilmente en una asamblea, en medio de un piquete o en un acto de estatización de gas o nafta. Ideal para amantes del río Uruguay o militantes del movimiento Evita. Alerta: ¡cuidado! No conviene mezclar gremialismo con piqueterismo, ni masa traída a tetra con asambleísta de Gualeguaychú. La explosión puede manchar paredes. Los prejuicios existen.

3. Trío los panchos: A veces lo que está haciendo falta para reavivar la pasión, quiéralo usted o no, es un buen par de boleros. Para eso es ideal este trío que de tanto lamentarse lubrica, y que de tanto llorar ahoga la decepción o bien le da gustito a las carnes. Y es que éstas no pueden faltar cuando se trata de panchos. Alerta: si los panchos son todos chos, hay que organizarse so riesgo de pescar un resfriado en el pancho que quede afuera. Y se sabe que resfriados en las partes no auguran mejores partusas.