Vie 28.04.2006
las12

INUTILíSIMO

Hogar artístico hogar

El número 1 de la publicación española Manos maravillosas, en el rubro “Ideas para manualidades”, que se consigue en librerías de oferta de la calle Corrientes, trae la solución que muchas andábamos buscando para ornamentar con gran distinción la chimenea, alguna repisa o mesita (ratona o de luz, a elección): un bonitísimo busto de escayola (es decir, yeso) que pueden conseguir impoluto en cualquier negocio del ramo para luego decorar al gusto de cada una.

Para el caso, “Ideas...” nos propone hermosear a la Hija de Baco, naturalmente con tocado de vides, bien clásica, aunque con un dejo afrancesado de biscuit. Entonces, aparte del citado busto, necesitaremos: lija y perfiladores, cola blanca, pinturas acrílicas mate, sucus base en blanco, betún de Judea, cera en crema amarilla o incolora, polvos de talco, pinceles suaves y brocha.

El trabajo es por demás sencillo y los resultados, impactantes. Se prepara la pieza de escayola eliminando sus impurezas con una lija suave y se retocan ciertas partes del rostro para personalizarlo, como comisuras de ojos y labios, empleando perfiladores de bola o buriles de punta recta o curva, según la terminación que prefiramos. A continuación, le damos a la Hija de Baco dos manos de cola blanca rebajada con agua al 50 por ciento.

Una vez seca la cola, empezamos a colorear el busto con los acrílicos rebajados, que aplicaremos suavemente, evitando que queden las marcas de las pinceladas. Las uvas, claro está, van en morado, las hojas en verde, matizadas con amarillo y rojo para darle mayor realismo. Al pelo le aplicamos tonos terracota y amarillo, y a la cara la cubrimos de un rosa beige pálido, mientras que un rojo claro sentará de maravillas a los labios. La cinta del pelo quedará monísima en rosa intenso, y para la parte del vestido se sugiere el violeta.

Airear hasta que seque y pintar luego todo el busto a pincel seco con una capa fina de sucus blanco, sin tapar los colores. Sólo nos falta patinar esta artística pieza con betún de Judea mezclado con cera previamente derretida a baño de María, que se aplica con brocha y, al instante, se retira el excedente con un trapo. Por último, frotamos a la Hija de Baco con polvos de talco y le sacamos brillo hasta que cobre vida propia como en la ilustración. Recuerden que el mismo procedimiento lo pueden seguir con, por ejemplo, la Venus de Milo, el Moisés o el David de Miguel Angel o alguna otra figura que pueda dar un toque cultural a diferentes habitaciones, incluido el cuarto de baño (en cuyo caso recomendamos las efigies de Neptuno, Tritón, Nereo o cualquier otra divinidad acuática, sin descartar, huelga decirlo, a las seductoras Nereidas).

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