INUTILíSIMO
¿Tiene usted en la heladera la mitad o poco más de un pan blanco de molde, un tanto pasado de fecha, que ya ni siquiera sirve para hacer budín de pan? Entonces, seguro que la entusiasmará la idea de convertirlo en un monísimo centro de claveles para la mesa del living o la del comedor, siempre y cuando sigamos las instrucciones de la publicación española Manos Maravillosas. Sólo hemos de necesitar, aparte del citado pan (descortezado, claro): punzones, tijeras, alicates, marcadores de hojas y pétalos, rodillo, crema de manos, alambre para los tallos, cinta adhesiva verde, papel de aluminio, plastilina para montar el centro, pinceles, pinturas al óleo, glicerina, cola blanca, porcelanizador, aguarrás, barniz. Previamente se prepara la masa con la miga deshecha, una cucharada sopera de glicerina líquida, una taza de cola blanca y una cucharada de porcelanizador. Se la trabaja en frío hasta que esté homogénea y, para que mantenga su frescura, se la deja en la heladera dentro de una bolsita de plástico hasta media hora antes de su uso, momento en que se procederá de la siguiente forma: Primeramente, teñimos con óleo rojo un trozo de pasta y amasamos hasta tener un tono uniforme. Luego colocamos la pasta teñida entre dos planchas de plástico alisándola con rodillo hasta conseguir el grosor deseado. Con un vaso cortamos unos redondeles con los que modelaremos pétalos con la ayuda de un punzón rayado y unas tijeras. Recortados y voleteados los pétalos, los doblamos en cuatro y los vamos pegando con cola blanca alrededor de un alambre forrado con cinta verde, que hará las veces de tallo. Dejamos secar sin que se deforme (se pueden proteger las flores con papel de aluminio). Para hacer las hojas teñimos otro trozo con pintura al óleo verde, lo amasamos como al anterior hasta que el tono esté parejo y lo aplastamos entre dos planchas de plástico. En la lámina obtenida diseñamos las hojas y con un poco de cola blanca las fijamos a un alambre forrado como el de las flores. Nos dedicamos ahora a hacer la base del clavel también con masa verde a la que damos forma apropiada e introducimos por el alambre y pegamos a la flor. El siguiente paso consiste en aplicar el barniz necesario para la “protección y el realce de los verdes y rojos”. En este caso, un barniz incoloro que daremos sobre la pintura ya seca con ayuda de un pincel. Por ultimo, montamos el centro, en esta oportunidad sobre una cesta de mimbre que rellenamos con una plancha de estereofón o plastilina, en donde iremos clavando estéticamente ramas con claveles y con hojas. Luego de elegir el sitio donde depositar el centro de claveles, sólo nos queda aceptar recatadamente, aunque íntimamente complacidas, la “admiración que seguramente esta joya artesanal va a despertar” entre familiares y amistades.
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