La fuerza de la transformación tal vez resida en su impecable capacidad para tomar algo blanco y convertirlo en negro, sin que se le note la hilacha al cambio en ningún momento. Tendremos oportunidad de verla actuar en su máxima expresión el lunes próximo, cuando el Día de la Mujer, originalmente una fecha para recordar la violencia (laboral, económica, de género) hacia la mujer y aprovechar el espacio público para intentar revertirla, termina ahogándose bajo el peso de flores, bombones, tarjetas que declaman cuán única es cada chica, señores que se hacen los enfurruñados porque no hay un “día del hombre” y dedicatorias varias que, en su inspirada manera de ensalzar a “la” mujer, apestan a misoginia. ¿Recuerdan lo del largo camino? Parece que faltan unos cuantos kilómetros.