Es el número del decreto cuya firma, finalmente, a meses de iniciado el proceso, a pesar de los cantos de las sirenas retrógradas que intentaron arrullar voluntades temerosas (del feminismo, por ejemplo, o de la decisión de no evangelizar), y aunque campee de forma descarada la oleada conservadora, finalmente se estampó esta semana para franquear el paso a Carmen Argibay. Por si se lo perdieron, desde esta semana la jueza Highton de Nolasco no está sola en la Corte Suprema.