MONDO FISHON
› Por Victoria Lescano
Jason Wu ejemplifica un caso de diseñador que pasó del cuasi anonimato a ser portada de la prensa internacional en cuestión de instantes: transcurría enero de 2009 cuando Michelle Obama lució un diseño suyo blanco de organza con flores bordadas y un hombro al descubierto. El creador aseguró haberse inspirado en el brillo de la luna al elegir las texturas.
Wu, quien por entonces tenía 26 años, contó ante la prensa que había trabajado varias semanas en la realización de esa pieza en encaje de lana suiza y seda francesa y que se enteró de que la Primera Dama lo había aceptado cuando la vio asomar por el Capitolio, desde su televisor. El comía una pizza con champignones junto a su novio mientras miraban la ceremonia de asunción del nuevo presidente. Por entonces dijo que hasta ese momento no había conocido a la Primera Dama y que el encargo le había llegado en el mes de noviembre por un equipo de estilistas, con la premisa de que fuera blanco y tuviera brillo.
Durante enero de 2013 y luego de causar sensación con su flamante flequillo que le da un aire al cantante de The Supremes, el diseñador nacido en Taipei resultó otra vez el elegido por Michelle O para la gala de asunción del segundo mandato de su esposo: esta vez el traje en cuestión fue un vestido color rubí con cuello halter, realizado en chiffon, terciopelo y matices de brillo, y que la Primera Dama llevó con zapatos de Jimmy Choo y joyas de Kimberly McDonald.
La bio oficial de Jason indica que la familia Wu se radicó en Vancouver cuando él tenía 9 años y que en ese período comenzó a hacer moldes, bocetos y vestidos del tamaño de muñecas. A los 14, estudió escultura en Tokio y luego, durante un ciclo de escuela secundaria en París, decidió dedicarse al diseño de moda. Acto seguido, aplicó en la Parsons School of Design de Nueva York, la ciudad donde vive y tiene un taller en la Sixth West y 37St, e hizo pasantías con el diseñador de descendencia cubana Narciso Rodríguez.
Lo precoz de sus comienzos remite a los resultados: si bien su marca debutó en 2006, en febrero de 2008 ya obtuvo el premio International Rising Star para ropa femenina. Desde el debut en vestuario presidencial, las colecciones de Jason se venden en Bergdorf Goodman, Neiman Marcus, Saks Fifth Avenue, Nordstrom, Jeffrey, Net a Porter.com, y en los primeros días de febrero de 2013 se anunció el lanzamiento de su colaboración para la firma de cosmética Lancôme. Cuando las expertas en moda norteamericanas empezaron a compararlo con Oscar de la Renta y Carolina Herrera, él prefirió destacar la veneración por las colecciones de Jacques Fath y la estética de las mujeres fotografiadas por Richard Avedon. Si bien entre las usuarias hay starlets (actrices en ascenso), las morfologías dejan sentado que sus diseños contemplan las necesidades indumentarias para situaciones laborales. Desde 2009, en cada nueva presentación de colección se especula con la asistencia de la Primera Dama. Pero Michelle O, quien lució otro original Wu, un vestido en color piel, para posar en la portada de la Vogue americana, si bien ya se convirtió en un icono de la moda, parece preferir tomar distancia de la frivolidad de los desfiles.
El estilo de Jason Wu exalta la belleza y la silueta femenina de modo sereno. En su vasto imaginario irrumpen tanto los cuentos de hadas, más específicamente los libros de ilustraciones de Arthur Rackham que Jason afirma que solía leer en su infancia. El eje de la última colección fueron los vestidos: de un traje azul noche con strapless que cerró el fashion show, a maxivestidos color piel en organza, con corte muy moderno, otro blanco strapless austero, uno amarillo de línea A con bordados negros, un austero vestido gris con avíos de encaje negro en los hombros y una falda lápiz color gris con blusa color lavanda. La pasada inicial tuvo como protagonista a la modelo negra Jourden Dunn con traje sastre ultrademocrático, lo más parecido a un jogging con saquito atado y un lazo en el frente, cual caché coeur que acostumbran usar las bailarinas clásicas plus una tiara cual princesa (el accesorio se repitió en varias ocasiones y se alternó con collares de plata con dejos de ornamentos de museo etnográfico). El desfile más reciente aludió al fetichismo y a la vasta galería de provocaciones de Helmut Newton: se tradujo a arneses de cuero, guantes de red y cinturas muy marcadas. Y la modelo Carolyn Murphy abrió la pasarela con un vestido con remixes de encajes y cuero.
Pero una arista menos conocida de su labor es la de diseñador de ropajes para las muñecas Integrity Toys, una marca creada para diferenciarse de las blondas Barbies.
Hace más de siete años que Jason boceta trajes a escala de muñecas y el fanatismo fue in crescendo, al punto de que existe el club de fans de las muñecas W. La firma de Maryland, especializada en muñecas que reflejan diversidad de etnias y de géneros, conoció a Jason a los 16 años, cuando participó de un concurso para vestir muñecas y lo contrató para la firma. Desde entonces le adjudica el logro de haber transformado su empresa de una línea masiva creadora de muñecas de colección. Así como en ocasiones emuló las figuras de los iconos de la cultura gay Ru Paul y Amanda Lepore, la colección más reciente, llamada Avant Guard Dolls, aborda la androginia y lo afrodisíaco desde sus nombres. Uno y otro modelo que responden a tales conceptos llevan pantalones de brocato, máscaras de tul, pelucas color fresa, un short negro con blazer de satén en plata, medias de red y peluca afro en gamas de rubio.
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