YO, PECADORA
El prejuicio
El rubito monono del polvo de U$S 6000 (Thelma & Louise) se vino grande, musculoso, se dejó crecer el pelo y se puso una mini para hacer de Aquiles en el futuro estreno Troya. Y ahí lo tienen, durante el rodaje, convertido en una especie de inquietante travesti con un touch dominatrix (podría estar atendiendo a un cliente casado por el celular, por Dios sin que se entere Jennifer Aniston). Los protectores –como se llamen– de esas gambas sin un pelito se engaman con modernas zapatillas apropiadas para proteger el famoso talón vulnerable del maldito héroe que reventó a Pentesilea, la reina de las amazonas. Aunque este episodio no se narra en esta superproducción del mediocre Wolfgang Petersen, obviamente en la onda de la Antigüedad digitalizada del Gladiator. La verdad, somos prejuiciosas y aun sin verla preferimos las pelis de romanos de los ‘60 que se pasan a veces por Retro.