EL MEGáFONO
› Por Celsam *
En el planteo sobre la edad propicia para el inicio de la educación sexual formal suele discutirse en forma desarticulada una pregunta fundamental: ¿a qué edad comienza la sexualidad? La sexualidad es una parte de la vida que acompaña a la persona desde su nacimiento. Desde esta perspectiva es la familia la que inicia el proceso de educación sexual del niño al nombrar las partes del cuerpo, responder preguntas sobre el origen de los bebés, mencionar las diferencias entre el cuerpo de las nenas y los nenes. El proceso continuará e idealmente irá integrando otros contenidos a medida que el niño se desarrolle hasta la adolescencia, acompañando, respondiendo inquietudes, orientando e incorporando los valores que la familia adopta y practica. Pero esta forma de educación ideal es, en la realidad, poco frecuente.
Tanto en la encuesta del Celsam sobre maternidad adolescente (realizada en el 2005) como en la de anticoncepción (realizada en el 2001), sólo 1 de cada 3 adolescentes mencionó haber recibido información de sus padres acerca de su sexualidad y la prevención de embarazos e infecciones.
Es por ello que la educación sexual formal, instituida en el ámbito educativo, ya no es algo deseable sino totalmente indispensable.
En cada etapa del desarrollo deberían incluirse los temas apropiados: en el jardín de infantes debería hacerse énfasis en los principios de autonomía para prevenir el abuso sexual (“mi cuerpo es mío y nadie tiene derecho a tocarlo; si alguien lo pretende hacer debo decir no y pedir ayuda”). De esta manera se corta el sentimiento de secreto y culpa que utilizan los abusadores para conseguir el silencio de sus víctimas, comenta la ginecóloga. Luego deberían incorporarse los nombres correctos del cuerpo, su funcionamiento y desarrollo; el cuidado y respeto por el propio cuerpo y el del otro y, coincidiendo con la pubertad, las formas de cuidado y prevención en correcta perspectiva de género. De esta manera se podría contribuir a un inicio sexual adecuado, oportuno, sin coerción ni violencia, acorde a los principios y valores que desde la familia y la escuela se fueron construyendo.
Los países que asumieron el compromiso de impartir educación sexual sistemática en las escuelas desde el nivel inicial, muestran hoy tasas de embarazo adolescente de un dígito. Italia es un ejemplo de ello: mientras en 1970 presentaba 27 embarazos cada mil adolescentes, hoy tiene sólo 6,9. En la Argentina se presentan 64 embarazos cada mil adolescentes.
En una encuesta realizada por el Celsam en el 2004, las cifras indicaron que los adolescentes están muy poco informados:
Centro Latinoamericano Salud y Mujer. www.celsam.org, [email protected], o 0800-888-235726 (línea gratuita).
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