Sábado 1º: El amo del mundo, a las 18.35 por Retro. Gratísima versión de Robur el conquistador, de Julio Verne, protagonizada por el maestro Vincent Price y escrita para la pantalla por Richard Matheson. Hay un chiche volador increíble y por ahí se pasean, juveniles todavía, Richard Harrison y Charles Bronson.
Hechizo del tiempo, a las 22 por A & E Mundo. Fascinante comedia con un maravilloso Bill Murray tratando de salirse de un día de la semana que vuelve a empezar, como si el mecanismo del tiempo se hubiese descompuesto.
Domingo 2: Lo mejor de Wallace y Gromit, a las 16.50 por I-Sat. Aunque no tengan el pretexto de niñitos cerca, bien vale permitirse estas amables aventuras del inventor Wallace y su fiel perro Gromit. En esta época de dibujos digitales lisos e impersonales, se agradece la noble artesanía de Nick Park y Peter Lord: nunca la plastilina estuvo mejor empleada. Toda la ternura y el humor inteligente de los creadores de Pollitos en fuga.
El precio del silencio, a las 22 por Hallmark. La espléndida Tilda Swinton es una madre dispuesta a todo, con inteligencia, coraje y tesón, para salvar a su hijo adolescente de sospechas de asesinato (ha muerto accidentalmente un amante del chico). Un pulido policial cuya trama se ramifica y complica entre bonitos paisajes del lago Tahoe.

Lunes 3: Lola, a las 22 por Europa Europa. Del gentil director de Los paraguas de Cherburgo, su primer film en bello blanco y negro, con música de Michel Legrand y la impar Anouk Aimée como una bailarina de cabaret en Nantes, cortejada por un amigo de infancia, que reencuentra al padre de un hijo que tuvo en el pasado. Una fiesta de poesía con ritmo de ballet. Para grabar, claro.

Miércoles 5: La noche del cazador, a las 22 por Retro. Obra maestra de Charles Laughton que juega inquietantemente con canciones infantiles y cuentos de hadas. Hay ogros y monstruos, pero también un hada más o menos protectora que recoge a niños perdidos, todo en un clima de ensueño cercano a la pesadilla.

Jueves 6: Cuando arden las brujas, a las 22 por Retro. Quizás el retrato más terrible que se haya visto en cine de un siniestro cazador de brujas. En este caso, el auténtico Matthew Hopkins, encarnado con suma propiedad por Vincent Price, en una realización del misterioso inglés Michael Reeves.