CLASIFICADOS
› Por Roxana Sandá
¿Qué es exactamente lo que un adulto fantasea en vacaciones? A partir de esta pregunta, el aviso promocional de Not Only Pleasure (NOP), un complejo turístico de República Dominicana con proyección internacional, abre las puertas de Internet a una propuesta dirigida básicamente a hombres, “pero con recursos para bisexuales”. La empresa ofrece “compañeras eróticas en un paraíso tropical”, donde no hay que tomar demasiadas precauciones porque “todas las compañeras son revisadas antes de su llegada y controladas mientras están aquí. Las chicas en vacaciones no sólo son sofisticadas jóvenes con antecedentes de modelado. Ellas ponen mucho cuidado de sí mismas. Pero no te preocupes, tus fantasías se harán realidad”. Hasta aquí no valdría el gesto de asombro; nadie ignora el fenómeno del turismo sexual, sobre todo en países de América latina y el Caribe, donde los resorts incluyen servicios de escorts las 24 horas. Tampoco haría falta alejar demasiado la vista del asunto: se sabe que las principales cadenas hoteleras de esta ciudad cuentan con books a disposición de los huéspedes. Todo se sabe, nada se transforma de la noche a la mañana.
Pero el click de NOP, el muñón oculto bajo la capa, es que las acompañantes de ocasión son niñas “exportadas” de Rusia, Europa oriental y Latinoamérica, estas últimas definidas por sus promotores como “de la alta clase latina”, renovables en forma permanente. Por elección, aseguran, la casa no trabaja con “jaded niñas”, lo que traducido significa “niñas de ayer” o “niñas usadas”. Y advierten al turista que, recién llegado, el proceso de selección de acompañante deberá hacerlo “a lo James Bond. Usted está en la piscina, con un martini, con vista al océano. Poco a poco, elegantemente vestidas, van hacia usted. Todos sus deseos se cumplen. No es sólo placer, se trata de sus sueños”. Lo que el pretendido costado onírico de NOP versiona como si se tratara de una versión berreta de Las mil y una noches es el detalle acabado del tráfico sexual en Centroamérica de adolescentes europeas y latinas excluidas de sus países: “Las niñas se quedan en el lugar entre 4 y 6 semanas. A diferencia de las agencias de acompañantes, no hay límite a la intimidad de su experiencia. A nuestras niñas se las puede tratar como amantes y disfrutar de ellas en todas las formas posibles. A diferencia de las de otros resorts, no son profesionales. Las parejas son bienvenidas. Si se nos avisa con tiempo, podemos encontrar niñas bisexuales porque tenemos niñas nuevas todo el tiempo. Si tiene peticiones concretas o desea determinado tipo de compañera, podemos arreglar a su satisfacción”. Pero sin duda el broche de amianto es la garantía de tranquilidad que ofrecen por estar “situados en República Dominicana, con las leyes liberales que apoyan nuestro negocio. Nuestros clientes son personas ricas”. Un informe reciente de la organización internacional Save The Children denuncia el incremento de tales abusos a menores de edad. “El llamado turismo sexual es practicado por unos 600 millones de personas, generalmente provenientes del mundo desarrollado, que viajan a países acosados por la miseria y el subdesarrollo, donde encuentran fácilmente a sus víctimas.” De esos 600 millones, 3.552.000 reconocen sus tendencias pedófilas. Se trata de turistas italianos, alemanes, franceses que se instalan en hoteles lujosos, donde se les ofrece un menú fotográfico. Precisamente el sexo a la carta, como el que se ofrece en NOP, representa el arma más novedosa de la industria del turismo sexual, que rinde millones de dólares para el mercado clandestino.
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