EN EL CORREO
De: Carla
Asunto: notas de la sección
Mensaje:
Yo vivo a una cuadra de la estación de Núñez, en la esquina de mi casa fue donde se llevaron a dos chicas en un auto y las dejaron en un descampado, viví con el resto del barrio la situación horrible de Lucila Yaconis y su madre, y demás episodios que no me dejan de asombrar. Me asusta volver tarde del trabajo; mi hermana, que llega tipo 12 de la facultad, y creo que el resto de las mujeres del barrio y de esas pocas cuadras estamos asustadísimas. Vemos que cuando pasa algo se instala la policía por dos días porque están las cámaras, después se vuelven a olvidar y entonces vuelve a ocurrir. Hay una gran sospecha en la zona de que estas situaciones están amparadas por la policía, más particularmente por la comisaría de la zona, en donde una vez el comisario salió a repartir su número de celular “por cualquier cosa” (¿qué, el teléfono de la comisaría no sirve?); obviamente, ese teléfono se encuentra apagado en las horas más inseguras, aunque ahora el día y la noche no distinguen en inseguridad. Resulta asombroso, patético ya, que estas situaciones sigan ocurriendo y que la sociedad haga la vista gorda, como diciendo “y bueno, son mujeres, les puede pasar”. Estoy totalmente a favor de un registro de ADN de personas con condenas de este tipo, incluso un registro de ADN en general cuando se saque el documento, si es necesario que lleguemos a ese punto de símil invasión de la privacidad frente a la ineficacia o inexistencia de la justicia. Quizás se deba a que queda en manos de hombres que tienden a recaer en este pensamiento, de que son mujeres y bueno. ¿Qué pasaría si este poder de decisión de justicia en estos casos quedara en manos de mujeres, más consternadas y tocadas por el asunto...?
Luego sigo reflexionando sobre la nota de tapa del número pasado, el papel sexual de la mujer en la sociedad... siempre perfecta y dispuesta... y coincido con Esther Díaz, en su apartado final en la nota de tapa. La información está bien, sobre todo para mujeres de generaciones instruidas en que el sexo es un deber marital y el hombre tiene que estar complacido. Creo que la información es beneficiosa en todos los casos, pero la sobreinformación, o mejor dicho, el enfoque erróneo en la información, lo único que hace es seguir extendiendo y difundiendo un papel social e individual de la mujer antiguo y el mismo de antes, sin cambiar en nada más que agregando más tareas y obligaciones a una mujer que ya tiene demasiadas cosas. ¿Por qué no se le enseña al hombre a complacer a la mujer, a aprender de sus necesidades en vez de querer “instruir” a la mujer para servirle mejor al hombre?
La sensación que me quedó al terminar de leer las notas es de una insistencia social en que la mujer sea una tal cosa, siempre perfecta, siempre dispuesta... y sin real interés de la sociedad en considerarla un individuo pensante y razonante, dejándola desprotegida frente a situaciones de ataque y abuso, como si fuera un simple deber más que sola debe afrontar para poder pertenecer a una sociedad que, en general, sigue insistiendo con modelos tan machistas que hasta algunas de nosotras ya se lo creen y siguen propagando.
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