LA VENTA EN LOS OJOS
› Por Luciana Peker
No hay peor cliché que el convertido en lugar común. El feminismo es lo mismo que el machismo pero al revés, por ejemplo, como si el feminismo no fuera un movimiento a favor de la igualdad de varones y mujeres, sino un round siempre vigente de “La guerra de los sexos” (y encima con la conducción de Leo Montero). El sentido del feminismo no es atacar a los hombres, sino a las relaciones de poder que subordinan a las mujeres. El machismo, en cambio, sí ataca a algunos hombres, ni tan poderosos, piolas, potentes y prepotentes (y otras p más explícitas) como el machismo supone que deberían ser todos los hombres.
Antes, esa lección de masculinidad se transmitía de hombre a hombre. Y hoy, de celular a celular. Pero el sentido es el mismo: los muchachos deben ser fuertes, musculosos, exitosos, cancheros, seguros, adinerados, ganadores o parecerlo. Machos, en definitiva (antes de pelo en pecho y ahora de pulgar en el msn). El estereotipo de lo que debe ser un varón no es gratis, claro, ni para ellos ni para las mujeres a las que siempre nos tocaron las características opuestas: frágiles, sumisas, lloronas, mantenidas, débiles, desinformadas y dependientes.
Sabemos que las mujeres estamos cambiando esa historia y que la publicidad a veces lo refleja y a veces nos condena a fregar medias o cosernos la boca con un yogur. Pero ellos, ¿saben ellos que el machismo también los ataca a ellos? Por estos días hay una invasión de promociones que les dicen a los adolescentes que sin celular no son hombres (y no entra en esta columna la fácil asociación entre aparatito y masculinidad) y que si no son apuestos, modernos, consumistas, tecnologizados, decididos, cool, brillantes, encaradores, no son nada. “Gerardo necesita un movistar”, le recomienda la campaña de la empresa a un pibe pellirrojo, flaco, desgarbado, con anteojos, vestido demodé y con actitudes de perdedor. La intención de Movistar es recalcar que sin celular, atrasás (y si atrasás, estás nominado), tanto como si no vas al gimnasio, tenes ropa a la moda, usas lentes (salvo Infinit) y no escribis msn. Tan fuerte es el mandato que la empresa de banda ancha Speedy también impone en www.noseasbeto.com la obligación de no ser como un pobre pibe que, desde chiquito, no sabe qué hacer con su vida pero no quiere ser lo único que su papá quiere que sea (jugador de futbol). El Beto (sobrenombre futbolero si los hay) termina de extra en una cancha con tal de que lo mire bien su papá, pero con cara de infeliz. Supongo que si los hombres alguna vez tuvieran que hacer proclamas (supongo también que por algo no las hacen) deberían revelarse al nudo de la corbata y a los padres creyendo que la paternidad habilita el carnet de director técnico en el jueguito de sus hijos. Otra propaganda de CTI muestra a un nene levantándose a una chica sexbomb hasta que ella le pide su teléfono de celular y como él –¡ay!– no tiene delata su edad (o sea que ningún chico puede ir a una disco sin pasar un papelón por no tener telefonito). No es casual. Todas las promociones apuntan a decirles a los hombres que ser hombres es tener cosas de hombres: músculos, tecnología y onda. Perdón, pero también hay otros varones posibles. Gerardo y Beto not dead.
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