Por Maru Bombón

Prefiere obviar el nombre que figura en su documento y en las agendas de sus amigos y exige, rotundamente, su derecho a cambiar de identidad cuando quiera y por el tiempo que se le antoje. Difícil, la investigación sobre modos de amar con alguien que ni siquiera se decide a dar un nombre. Pero Las/12 investiga, insiste, la acorrala; levemente influenciada porque acaba de ver Las horas ella suelta un nombre cualquiera y asume la profesión por la que es conocida: Nicole Woolf, poeta.
–Tengo los ojos de la Kidman y la determinación de Virginia Woolf cuando le respondió a Leonard que su propuesta de matrimonio no le convencía demasiado porque, cuando él la tocaba, ella se sentía de piedra.
–¿Entonces el amor no es físico?
–Físico es un señor que hace cuentas y experimentos encerrado en un laboratorio. El amor puede ser arte, neblina en la mañana o una tarde de compras en el Coto, pero nunca jamás algo físico. Lo comprendí cuando decidí volverme espiritual.
–¿Cómo decidió eso?
–... comiendo un yogur bajas calorías mientras veía a Moria Casán arengar una pelea entre una mujer y su ex marido. Se había separado porque a él le molestaba que ella tuviera demasiados amantes. Y ella insistía con que no por eso había dejado de quererlo. Decía que lo hacía por deporte.
–... ¿y la espiritualidad?
–¡Ah! Bueno, escuchando eso me di cuenta de que estaba perdiendo tiempo y que cualquier día iba a terminar charlando con Moria. Así que me declaré en abstinencia. No, mentira: decidí expulsar las urgencias físicas de mi vida.
–¿Cuáles son las consecuencias de ser menos carnal?
–Ver cómo empalidecen mis festejantes cuando se enteran, porque como es una decisión íntima, no es algo que sepa todo el mundo. No, no. Yo se los digo en el momento exacto.