TALK SHOW
› Por Moira Soto
El lunes volvían las Grandiosas a las 14.30, por el 13, justo en ese horario que es tenido por específicamente femenino. Es decir, el momento en que las amas de casa full time –vocacionales o a su pesar– hacen un alto en sus labores para seguir una novela, enterarse de cotilleos farandulescos o mirar un programa como el que conducen Laura Oliva, Karina Mazzoco y Fanny Mandelbaum.
Así pues, el lunes pasado, un rato antes de la reaparición de Grandiosas, una podía hacerse una picada con algunos momentos del almuerzo, en América, de Mirtha Legrand, quien se mandó desenfadadamente un playback del tema Mañana, junto a Joaquín Pimpinela, mientras que en Telefé (Amor en custodia) Soledad “Paz” Silveyra, de susto en susto, ha sido secuestrada de su hogar y reemplazada por una hermana melliza (un viejo y querido recurso de la tira) bastante payasesca, pero nadie parece advertir el cambiazo. De vuelta con Mirtha, que almuerza ojo de bife sobre tortilla de papas con salsa de vino y hojas verdes diversas, ahora el dúo Pimpi hace su show y a Lucía le toca quejarse (“¿yo qué soy, yo qué soy, soy tu amante, soy tu amiga, soy una desconocida...? ¿Quién da más, quién da más, quién se queda, quién se va, quién es la favorecida?”). En la tanda, Intrusos anuncia nuevos incidentes con vedettes siliconadas.
14.30: después del aviso a cargo de Karina M conminando a la televidente (“no te arrugues”), ingresa el trío a un estudio de abigarrada escenografía naranja, tribunas y un escritorio que en vez de patas tiene tres pares de piernas femeninas esculturales, un detalle inesperadamente bizarro. En esta primera entrega hay casi de todo en materia de chivos, desde la PNT que hacen las Grandiosas hasta la venta del último Superlunes de Maradona en el Luna (con notera in situ), y el perfume con su nombre que promociona la invitada Moria Casán (“la misma fragancia que usaban Napoleón y Josefina”). Como si no bastaran las dos entradas desde el Luna, Laura O –un promochiste, claro– anuncia para el año próximo los invitados de Maradona: “Buda, Alá”... Ahí le da como un arranque de pudor y aclara mostrando el guión: “Juro que no es mío, está escrito acá”. Menos mal. Acaso la chanza que siguió, de obvio y primario doble sentido acerca de que le gusta juntar conchas en la playa –que dio pie a un monologuito sobre la Cumbre–, tampoco le pertenece. También cabría preguntarse el porqué de su insistencia en burlarse de sus breves pechos y su presunta fealdad...
En el “de todo”, que en su primera edición prometieron F, K y L, se incluía “una noticia que te modifica el día”. ¿Alguna conquista igualitaria en el país o en el mundo? ¿Una denuncia polémica sobre discriminación? Nada de eso: para Fanny –o para uno de los tres guionistas varones de Grandiosas–, la noticia bomba del día ni siquiera resultó fresca. Como “la solidaridad me encanta”, se refirió –otra vez Maradó– a la subasta de cuadros pintados en la Noche del 10, cuyos fondos fueron donados a entidades de bien público. A Karina, la noticia que le alegró el día fue el lanzamiento, no sabemos dónde, del hombre sensible Alfa. Mirá vos. En consecuencia, “ahora necesitamos un nuevo modelo de mujer y ya apareció la mujer Libra, que busca el equilibrio entre obligaciones y placeres”. Cortina con tema de Bebe antes de que Laura cuente la noticia –menos fresca aún– que le nubló el día, sobre la anti-Cumbre: “¿Por qué 25 mil personas pueden marchar en paz y son 30 o 40, que no sabemos de dónde salen, los que arman el despelote?”.
Al ratito hizo su entrada rumbosa Moria Casán –pescadores de jean, musculosa con la leyenda Glamour, cortinado de pelo negro–, siempre con la autoestima por las nubes. Y aunque habló de su tema favorito –ella misma–, en algún momento dejó caer alguna idea rescatable (“la revista es un género misógino; cuando tuve un contrato, exigí que los cómicos no me usaran para rematar un chiste, traté de valorizarme como mujer”) que no fue suficientemente explotada por las anfitrionas. Asimismo, cuando se habló de su candidatura, declaró que entre sus objetivos estaba el de crear refugios para mujeres golpeadas. Ya cerca del final, Laura le comentó –a propósito de un reportaje– que imaginaba el cuerpo de Moria como un gran clítoris. “Qué linda palabra, qué bien suena. Está bien: soy un gran clítoris, por apasionada y temperamental”, retrucó la estrella. Y a la hora de elegir entre tres objetos –un plumero, un reloj despertador y unas tetas con corpiño– para que el chupador (nombre pícaro adjudicado a un tubo aspirador de plástico) se llevara uno, prefirió suprimir las tetas, “porque en realidad han sido lo menos importante”. A su modo, MC plantó en la primera entrega de Grandiosas un cierto enfoque de género, al que no se animaron las conductoras –o la producción– en otras zonas del programa, que estuvo dedicado a Marta Merkin, quien supo dejar su impronta en la etapa inicial. Ojalá que las Grandiosas la recuperen.
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